jueves, 15 de noviembre de 2012

Tragedia en 4 actos - Acto 3

Acto 3- El miserable pequeño comercio de barrio

'No cierro porque tengo hijos que mantener y si cierro pierdo dinero.' Siempre he defendido y apoyado a autónomos y pequeños comerciantes, son la base del entramado social y comercial de las ciudades, o lo han sido, porque ahora están amenazados por grandes superficies y el poco dinero que tiene la ciudadanía. Por eso no consigo entender por más vueltas que le doy cómo es posible que el pequeño comercio abra y contribuya a dar apariencia de normalidad a jornadas de huelga general y lucha de la clase trabajadora como la de ayer, a la que pertenecen aunque no estoy seguro que lo sepan. Su excusas y argumentos son pueriles, absurdos, cobardes y sobre todo serviles. Están abocados a morir si esto no cambia, y sin embargo prefieren abrir su modesta ferretería, peluquería o kiosco para hacer 20, 30 o 50 € de caja hoy, en vez de apoyar la huelga y ayudar a mostrar ciudades cerradas y en lucha contra lo que les está dejando, también a ellos, sin futuro. Son tan mezquinos que no entienden que están cavando su propia tumba y ayudando a cavar la de los ciudadanos que son su clientes. Quién esperan que les compre hoy, los que han visto cómo les ninguneaban ayer? Yo no lo haré, y me sabe realmente mal.  He comprobado la cara insolidaria y miserable del pequeño comerciante de barrio, y creo que no merecen apoyo ni un minuto más. Ya no tendré empacho en comprar donde me dé la gana, sea internet o multinacionales, tan miserables como ellos, pero al fin, más baratos. Y antes o después tendrán lo que merecen, tendrán que cerrar la persiana e irse a su casa a llorar, pero yo no les tendré ninguna pena. Es triste, pero se acabó.

 

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