jueves, 30 de enero de 2014

Historia, pintura y profecías

Acabo de terminar 'El maestro del Prado', de Javier Sierra. Me la regalaron esta Navidad y en principio no le presté mucha atención, pensando que estaba ante una especie de Código Da Vinci a la española, una novela de misterios y conspiraciones rutinaria y sin mucho fuste. Sin embargo no es así, o no es exactamente así. Cierto es que trata sobre conjuras y profecías, pero lo hace desde un perspectiva muy culta, muy estudiosa y muy bien documentada. Toma como base algunos cuadros emblemáticos expuestos en el Museo del Prado y otros sitios como el Escorial e incluso algunas iglesias de Valencia, pintados por maestros como Rafael, Tiziano, El Bosco, Brueghel el viejo o Juan de Juanes. Y lo hace a través de la figura enigmática y sorprendente de un personaje, el Maestro, poco menos que un aparecido, que guía los pasos de un joven Javier Sierra por los pasillos del museo madrileño mientras le explica la verdadera motivación del autor al pintar esos cuadros, de forma que le abre los ojos a hechos desconocidos y a menudo extraordinarios de la historia.

La religión cristiana de la época invade todo, los cuadros protagonistas están basados en hechos bíblicos de los que el pintor hizo su propia interpretación, con claves y mensajes ocultos que el Maestro se empeña en descifrar y explicar al joven Javier, y de ahí nace el misterio y el argumento de la novela. Una especie de clase magistral de Historia del arte novelada, y supongo, porque no soy ningún experto ni mucho menos, realista, aunque por momentos suena todo un tanto rebuscado. Ah, y me ha llamado mucho la atención que el propio autor sea el protagonista de la novela, un planteamiento curioso que pretende hacer pasar por reales los hechos contados.

En resumen, una novela deliciosa y exquisita, que se hace corta, tanto que la he leído en apenas un par de días, en la que predominan los datos, la historia, el Arte, la religión, las profecías y el arcano, pero en que la trama misteriosa es casi lo de menos, abrumados ante la belleza de los cuadros comentados con ilustraciones en color. Recomendable.

 

miércoles, 29 de enero de 2014

Segundas partes también son buenas

Por motivos que no vienen al caso, últimamente he leído poco. He retomado esta buena costumbre con dos segundas partes, El hombre sin pasado, de Peter May, 2ª parte de La isla de los cazadores de Pájaros, reseñada en blogeec.com, y después Legado en los huesos, de Dolores Redondo, 2ª parte de la Trilogía del Baztán de la que la 1ª es El guardián invisible, también reseñado aquí. El nivel, en ambos casos, baja un tanto respecto a la 1ª novela, pero no sensiblemente, las dos mantienen gran parte de las bondades y aciertos.

El hombre sin pasado es también oscura, densa y trágica, se vuelve a ambientar en el opresivo y casi salvaje escenario de las islas Hébridas, que el autor describe de maravilla, de forma tan realista y a la vez poética que es casi lo mejor de la novela. Se sirve, algo ya habitual y de lo que quizá se abusa, de pequeños flashbacks para ir desgranando la historia y que el lector comprenda lo que pasó y porqué. El detective protagonista, que ha cambiado su rol, mantiene el cinismo clásico de la novela negra, lo que hace de perfecto contrapunto al melodrama. En general es una digna 2ª parte. Lectura recomendable.

Legado en los huesos nos presenta a los mismos personajes de la 1ª novela enfrascados en otra aventura, continuación de la anterior, con los mismos tintes realistas y duros, pero enmarcados en el mismo escenario de costumbres y ritos ancestrales, poblado por algunos seres mitológicos, lo que dota a la historia de un punto mágico realmente curioso. Incluso a menudo parece que puede derivar en una especie de novela de terror más ordinaria, sin llegar nunca a traspasar la línea. De nuevo se nos presenta un drama en el que el pasado tiene mucho que ver, y de nuevo hace uso de los flashbacks. No desmerece a su antecesora, pero creo que la historia es un tanto rebuscada y eso la hace parecer menos creíble, aunque finalmente se resuelve bien, con solo algunos cabos sueltos. También recomendable.

Ambas novelas se pueden leer sin haber leído la 1ª, pero hay demasiadas referencias y sobreentendidos, especialmente en Legado en los huesos que forma parte de una trilogía, de la que aun está por escribir la 3ª parte, realmente un todo con continuidad. Por ello, en ambos casos, si no has leído la 1ª parte, puede que te pases el relato perdido sin entender muchas cosas. En resumen, dignas segundas partes de historias muy distintas y a la vez similares, con los giros argumentales habituales que mantienen el interés, y unos escenarios tan protagonistas como la propia historia.

viernes, 24 de enero de 2014

Quién maneja de verdad los hilos?

Me arriesgo a escribir esto, de forma compulsiva, solo un par de horas antes de la asamblea informativa organizada por el VCF, por Salvo más concretamente, con lo que puede estar obsoleto en nada o quedar en simples tonterías conspiranoicas, pero qué le vamos a hacer. Aunque huelo que Vidagany puede tener que ver en la asamblea más de lo que algunos están dispuestos a contarnos, ese es otro tema. A lo que iba.

Hace tiempo llegué a la conclusión de que la Generalitat Valenciana, y por ende el PP valenciano, están detrás de todo este merder, moviendo los hilos de este magnífico sainete convertido ya en thriller psicológico de los buenos. Y cuando llegas a esa conclusión, hay una pregunta subsiguiente, lógica y que hay que hacerse. Y quién maneja los hilos de la GVA? Y esta pregunta tiene más difícil respuesta.

Pero si pensamos un poco, porque especular es gratis y a ello estamos abocados con tanto oscurantismo, hay empresarios valencianos, de esos que manejan mucho, mucho dinero, y tienen mucho, mucho, muchísimo poder, que, según dicen, han salvado más de una vez el culo a la GVA poniendo dinero cuando no lo tenían. Gente a la que esta clase política, miserable y nefasta, debe muchos favores. Gente por tanto que manda mucho en esta comunidad, mucho. En la sombra, claro está, tan en la sombra como ahora manda la GVA sobre este infecto proceso de venta del VCF. Esos mismos que hasta ahora se han mantenido en la sombra, como el malo de El inspector Gadget, sin hacer nada, acariciando a su gato mientras reían viendo cómo el VCF se ahogaba en su propio vómito. Y esperando, esperando a que las circunstancias fueran a ellos, como un río, inevitablemente, para quedarse el VCF como un trofeo, como símbolo de su poder.

Y después me pregunto, y no serán Aurelio Martínez, o Amadeo Salvo ya puestos, unos modernos remedos de Don Quijote luchando contra molinos de viento virtuales en clave valencianí? Sí, se dicen muchas cosas sobre Salvo, más o menos creíbles dependiendo de cada uno, y probablemente haya hecho muchas cosas mal y no sea tan trigo limpio como parecía. De Aurelio se habla menos, pero también tiene sus detractores. Bueno, no lo sé. Pero, y si resulta que no sabemos de la misa la mitad? Y si él conoce hechos, pactos, decisiones ya tomadas de antemano, manejos en la sombra que nunca saldrán a la luz tal cual si no disfrazados de manera conveniente y voceados por los palmeros habituales?

Este momento es a la vez desesperante y apasionante. Muchos creen saber mucho pero nadie sabe la verdad, todo es mentira, y quizá alguien mueve los hilos para dirigir a la prensa y la opinión pública hacia donde le interesa, mientras esconde el foco sobre lo verdaderamente importante, lo que está pasando en realidad. Alguien ríe en la oscuridad, mientras acaricia a su gato, porque sabe que está todo pactado de antemano y nadie va a poder evitarlo, ni siquiera Don Quijote.

jueves, 16 de enero de 2014

100 años de soledad

Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo.

No, perdón, me he equivocado de historia. Empiezo de nuevo.

Muchos años después, frente al nuevo estadio, el aficionado valencianista había de recordar aquellos años de miseria a todos los niveles propiciada por los miserables que habían estado al frente del club.

Esta sí es la historia que quiero contar. Algún día, cuando los años hayan pasado y el tiempo vaya poniendo cada cosa y a cada uno en su lugar, estos años serán recordados como historia negra del valencianismo. Puede que los llamen 'Aquellos primeros años 2.000' o 'Los oscuros años de principio de siglo', o algo así. Desde que el VCF dejó atrás una sequía de 30 años sin ganar una Liga, y cuando ya creíamos definitivamente superada la mediocridad de los 90 y vuelto a la pelea por los títulos, a ser un club potente, serio y orgulloso, con un estadio nuevo, espectacular y radiante, y un futuro maravilloso por delante lleno de éxitos, nada podía hacernos pensar en el merder que vendría después. Tras aquellos magníficos pero efímeros buenos tiempos han venido años de absoluta miseria social y deportiva, propiciada por dirigentes inútiles en el mejor de los casos, mezquinos e interesados en la mayoría. Años de profundo hastío para el aficionado, harto de ver cómo desde todos los ámbitos, y sobre todo desde dentro, se mangoneaba al club de sus amores pisoteando la historia y el orgullo. Puede que algún día recordemos esta época incluso con cierta añoranza, porque han sido años intensos de alguna manera, pero será en realidad un recuerdo muy amargo.

Ahora, esos tristes años que la historia llamará no sé cómo, están a punto de acabar. Podemos ir a mejor o a peor, pero creo que solo podemos mejorar, tan bajo hemos caído. Empieza una nueva era. Pero antes, la antigua va a acabar a lo grande, con un episodio final de luchas, peleas y navajazos por el poder, como en las grandes historias épicas, con un acto final apoteósico y sorprendente, como no podía ser menos.

Sea como sea, que acabe ya, de una vez, por dios. Que acaben ya lo que me han parecido eternos 100 años de soledad. Y aunque el VCF definitivamente ya nunca pueda ser nuestro, al menos podrá ser de todos.