jueves, 5 de junio de 2014

El culebrón debe terminar hoy

Las negociaciones, sean en el ámbito que sean, pueden ser fáciles o complicadas según las circunstancias y el talante de los negociadores. Son fáciles cuando las partes quieren llegar a un acuerdo que a ambos interesa, y complicadas cuando una de las partes se ve fuerte y con capacidad para apretar y sacar mayor tajada. Es lógico, y hasta ahí nada fuera de lo normal.


Lo extraño llega cuando a ambas partes les interesa sin duda llegar a un acuerdo y, sin embargo, una de ellas se empeña en imponer condiciones abusivas, ilógicas o caprichosas, creyéndose fuerte o por simple inconsciencia. En ese caso la negociación es difícil de interpretar, es algo más que negocios, con claves que se escapan o no hay por dónde coger.


Lo digo, claro, por el tira y afloja abierto entre Bankia y Lim, una negociación que se presumía rápida y tiene visos de eternizarse con el mes extra que se concede Bankia para cerrar el acuerdo, y a la que ayer Goirigolzarri se encargó de echar un buen jarro de agua fría. Certezas, lo que se dice certezas, no tenemos ninguna, no sabemos qué está pasando ahí dentro, más allá de filtraciones, globos sonda o especulaciones que al menos sirven para debatir. Pero sí sabemos que a ambos les interesa llegar a un acuerdo, a Bankia para borrar el impago de sus cuentas y al VCF para poder encarar el futuro con optimismo en un momento clave, el de la planificación para el próximo curso.


Si lo que se dice es cierto, Lim ofrece a Bankia el pago completo de la deuda, algo que me parece inaudito y pone de manifiesto las ganas que debe tener de acabar de una vez con esto. Pero Bankia no está contenta todavía, quiere más, y más, y no parece tener prisa ni intención de soltar una teta que, lejos de ser el problema que nos dijeron que era, parece consolidarse en nuestro imaginario como fuente inagotable de ingresos para el banco.


Sea como sea, esto pasa ya de castaño oscuro. Hay que zanjar de una vez un asunto que tiene desquiciado al valencianismo y permitir salir al club del bloqueo actual. La pelota está en el tejado de Bankia, depende de ellos, y si no quieren darse por enterados, quizá porque tenían preparado otro escenario, no hay más salida que forzarles a hacerlo.


Un banco tiene derecho a ganar dinero, desde luego, pero un banco intervenido y sostenido por todos no puede hacer de su capa un sayo y condicionar el futuro de un cliente tan importante porque sí. El Valencia no puede permitirse un mes más parado, ni mucho menos que Peter Lim se harte y se largue a su pueblo. Su oferta es muy buena, ganan todos, y ese debe ser el único criterio aplicable. El acuerdo debe cerrarse ya, hoy mismo, y si no llega, desde la esfera política se debe forzar la máquina para finiquitar de una vez este culebrón interminable y agotador. Y conseguir que este artículo quede obsoleto cuanto antes, por el bien y el futuro del Valencia.

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