Es comprensible, queremos que aparezca alguien con poderío para salvar a nuestro club de la mediocridad y las estrecheces económicas. Pero no hay que caer en torpezas ni dejarse engatusar por cualquier cantamañanas que venga con promesas y palabrería hueca, como bien deberíamos saber. Y eso es lo que, parece, trae consigo el tal Mario Alvarado, un supuesto multimillonario costarricense que está dando que hablar en Valenciastán Pero usemos la lógica. Un supuesto millonario capaz de comprar lo que supuestamente vale el VCF no hace las cosas así. Un millonario de tal nivel no anda mareando la perdiz desde hace años sin concretar nada. Un millonario así no contrata un simple intermediario sino, en todo caso, manda un equipo de profesionales a su servicio para prepararlo todo y contrata un bufete de abogados prestigioso. Un millonario tan poderoso se habría sentado con la GVA, auténticos dueños del VCF, para enseñar la pasta, luego con Bankia para aclarar deudas, y probablemente también, de forma protocolaria, con el Presidente del VCF para formalizar sus pretensiones y darse a conocer. Un millonario así saldría por todas partes en Google, sin ir más lejos. Y desde luego no utilizaría un medio de comunicación tangencial como el de Insa para hacerse visible, sino convocaría una rueda de prensa multitudinaria y daría a conocer su proyecto ante todo el valencianismo.
Por eso lo de Alvarado no es creíble. Entiendo que la esperanza, para mi algo ingenua, nos genere ilusión. Pero, de verdad, no vale la pena, no es verosímil, no es lógico. No esperemos nada de un tipo así, no es nadie, es un simple especulador, alguien buscando un golpe de suerte a lo grande, queriendo engañar a todos. No perdamos el norte. Quizá alguien compre el VCF, pero no será el tal Alvarado, lo siento.
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