jueves, 27 de noviembre de 2014

Mestalla se lo merecía

Mestalla está dotado de alma, el alma de toda la historia que allí se ha escrito y la de tantos aficionados que han pasado por sus gradas. Pero, con la esperanza de mudarnos algún día al nuevo, nos habíamos casi resignado ya a un estadio realmente decrépito. Tras muchos años yendo a Mestalla cada partido, todos y cada uno de los asiduos nos habíamos acostumbrado un estadio viejo, sucio, incómodo y feo, algo que suponíamos inevitable por su avanzada edad y pocas expectativas de futuro. Sentado en la grada no está tan mal, con la iluminación artificial o a pleno sol, viendo el césped y disfrutando del fútbol, solo la incomodidad es patente. Pero por fuera el viejo templo era simplemente una pena, casi una ruina, un estadio color cemento viejo y ajado, como un edificio de régimen comunista tras el telón de acero, con las entrañas corroídas de miseria y hasta llenas de escombros visibles con solo asomarse un poco por cualquier sitio, incluso por dentro de las gradas ‘nuevas’ del buñuelo de Roig.

Y llega Salvo, el tío, el populista, y decide que, aunque le queden pocos años, el viejo Mestalla no se conforma con su triste ocaso, y saca dinero para pintar las sillas con spray de colores haciendo dibujos y filigranas, quita toda la publicidad obsoleta y la cambia por paneles nuevos, da una buena mano de pintura muy llamativa a la vieja estructura de cemento, y, como punto final, manda decorar el exterior con lonas muy vistosas, llenas de colorido y recuerdos, una nueva y bonita piel para el viejo mamotreto. Hasta se saca de la manga un enorme murciélago reinando en la fachada de la avenida de Aragón, el del escudo casi centenario, un impactante toque final. Además se trabaja el tema de palcos de empresa y Vips, y no sé cuántas cosas más, Y los aficionados, tan resignados ya como el propio estadio, nos quedamos patidifusos, sorprendidos por lo bonito que ha quedado.

Cuando Salvo se metió en semejante berenjenal, algo que no había hecho nadie, sinceramente pensé que Mestalla podría acabar pareciendo una de esas ancianas que se resisten a serlo y se pintarrajean la cara de forma ridícula intentando esconder, sin conseguirlo, su vejez y sus arrugas. Pero no, ni mucho menos. Con poco más que algo de pintura, envoltorio y atrezzo, el viejo Mestalla es ahora, probablemente, uno de los estadios más bonitos de España, siendo como es el decano de 1ª división. Salvo y sus asesores han convertido el viejo y casi vergonzante estadio en un prodigio estético, algo muy atractivo, precioso se mire desde donde se mire, un estadio del que sentirnos muy orgullosos.

Desde luego la estructura, sus embudos y la incomodidad de la grada y las entrañas seguirá igual, eso no se puede cambiar. Pero la diferencia estética es abismal, el cambio es increíble. El mismo estadio, el mismo templo feo, añejo y achacoso, luce ahora orgulloso sus mejores galas para disfrutar de sus últimos años y decir adiós con honor y un punto de vanidad. Y todo gracias al impulso renovador e inconformista de Amadeo Salvo, ese tipo al que todos los que llamaron ‘pinta sillas’ no tienen ahora más remedio que aplaudir.


Yo, reconocido ‘cartulinero’, desde luego lo hago. Gracias Amadeo, Mestalla se lo merecía.

jueves, 20 de noviembre de 2014

Ciencia-ficción vintage, o algo así

Una sofisticada realidad virtual llamada Oasis, completamente inmersiva, es la única y obsesiva vía de escape de que disponen los habitantes del mundo real, deprimente y casi apocalíptico del año 2044. Este es el escenario de una historia que mezcla ciencia ficción, cultura popular de los 80, temática geek, chico encuentra chica, búsqueda del tesoro y mucha imaginación, con buenos bastante buenos y malos muy malos. Como una buena película de aventuras en el mejor estilo de Spielberg, como una aventura gráfica clásica point & click de Lucas Arts, una novela absorbente con solo algunas pequeñas lagunas que engancha desde la primera línea y ya no hay forma de dejar de leer. Todo eso y más es 'Ready player one', la novela de Ernest Cline que acabo de terminar. No pasará a la historia de la literatura, pero si a las de las novelas entretenidas, conseguidas y atractivas a más no poder.

Está muy bien escrita, en un lenguaje sencillo y nada sofisticado aun a pesar de su temática, tanto que casi parece una novela de esas llamadas juveniles, aunque no lo es. Fluye siempre con naturalidad a pesar de las mil referencias que cita como fetiches, y hasta diría que tiene banda sonora, desde Oingo Boingo hasta Rush, todo muy ochentero.

Y si la novela está muy bien, con esta historia los hermanos Wachowsky te hacen un peliculón tipo Matrix para caerse de culo. Por lo visto el autor tiene vendidos los derechos cinematográficos casi desde antes de publicarla, así que ojalá la hagan y la hagan bien, porque no me la pierdo.

No suelo divertirme tanto con historias tan aparentemente banales y presuntamente trilladas, pero esta me ha hecho disfrutar cono un crío, y por eso la recomiendo.

domingo, 19 de octubre de 2014

Ingenuidad, arrogancia o realismo?

Estoy tan seguro de la victoria del VCF esta tarde, tan convencido, que me siento raro. Eh, me digo, que es el VCF, que soy del VCF, no del trampas! Y esta seguridad me asusta un poco, me da vértigo. Cuál puede ser la razón, una pueril y forofa ingenuidad, una estúpida y deleznable arrogancia, o simple realismo? Pues creo que todo un poco a la vez, pero sobre todo, y afortunadamente, realismo puro y duro.

El VCF de Nuno muestra y transmite confiabilidad, seguridad, gran capacidad de sufrimiento y humildad, es un equipo compacto y rocoso que defiende con fiereza y ataca con convicción, con oficio y sin absurdos delirios de grandeza, y que hasta ahora no ha perdido un solo partido. Así que, bueno, quizá soy algo ingenuo o un tanto arrogante, pero ante un Depor último clasificado y dirigido por un entrenador fracasado como Víctor Fernández, solo espero la victoria, y me parece perfectamente realista. Ah, y apostaría que el resultado será 0-3, no me preguntéis porqué.

(Perdonad si no es un gran artículo, apenas un tuit largo, pero lo he escrito sumergido en la horrible cacofonía de una ludoteca a reventar, y se hace lo que se puede XD )

miércoles, 11 de junio de 2014

Yo he visto cosas que vosotros no creeríais

La afición valencianista, ahora mismo, debe ser la más preparada de España en temas societarios, financieros y empresariales. No todos, pero sí muchos valencianistas preocupados por el futuro de nuestro equipo, nos hemos convertido en una especie de replicantes, iguales en apariencia a los aficionados de cualquier otro equipo, pero capaces de explicar con soltura cómo funcionan los más intrincados mecanismos financieros, hablar de millones de euros como si fueran calderilla o discutir de tú a tú con economistas de carrera sin parecer demasiado tontos. Pero ahora, todas esas habilidades dejarán de ser útiles, todo tiene un final, hasta lo que parece interminable, y esta historia de la venta del VCF se acaba.

Y al fin los valencianistas normales, los de toda la vida, a los que sólo gusta y preocupa el fútbol, volverán a tomar el mando y llenar las discusiones de bar e Internet de fichajes, jugadas, goles, golazos, victorias y derrotas, solo de fútbol. Y a los replicantes solo nos quedará decir: ‘Yo he visto cosas que vosotros no creeríais, quitas, avales en llamas más allá de Orión, pagos upfront, due dilligences, ofertas vinculantes, informes de Pricewaterhouse Coopers o KPMG, comisiones gestoras, votos secretos, deuda neta, chinos multimillonarios, rusos brillando en la oscuridad cerca de la puerta de Tannhäuser, fondos buitre, asambleas informativas, presuntos árabes plenipotenciarios con aviones de oro… Y ahora, todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir“.

Casi da pena que se acabe esta convulsa época, ché, ahora que empezábamos a entender de qué iba toda esta historia, a saber quién era quién e identificar a los que nos la querían meter doblada. Casi da pereza tener que volver a hablar de fútbol, sólo de fútbol, parece muy poca cosa para el aficionado medio valencianista que ha ampliado tanto sus intereses y su campo de discusión. Pero en fin, para los aficionados replicantes es hora de morir y renacer como aficionados normales, volver a consumir sólo fútbol, a ilusionarnos por fichajes, a estar contentos por las victorias y decepcionados por las derrotas. A ser aficionados normales y corrientes. Y no, la verdad, no da ninguna pena. Ya era hora.

Para empezar haré una reflexión. Ahora que vamos a casi nadar en la abundancia se puede creer que ya vamos a ganar todo con la gorra. Y no será así, al menos no lo será de inmediato. La solvencia y tranquilidad económica facilitan mucho las cosas, pero el dinero por sí solo no garantiza nada, como se ha visto mil veces. Así que, más allá de estrellas y poderío, hay que pedir una planificación deportiva y económica sensata, lógica, responsable pero también muy ambiciosa, la clave para que a la vuelta de quizá un par de años sí podamos volver a competir de tú a tú con los mejores. Y no engañarnos pensando que todo será maravilloso desde ya ni pedir que rueden cabezas si no es así.

Por lo pronto, en espera de futuras glorias, que llegarán, ya sólo tenemos que hablar de fichajes y fútbol, por fin podemos dejar de ser aficionados replicantes, que ya es mucho. Bienvenida sea la normalidad.

jueves, 5 de junio de 2014

Empezar la casa por los cimientos

La dichosa venta sigue sin cerrarse oficialmente, pero suenan ya con fuerza nombres y más nombres de jugadores para el futuro Valencia de Peter Lim. Jugadores muy contrastados, de esos que hasta ahora no nos podíamos permitir, nombres que ilusionan y todos esperamos que sirvan para configurar un equipo potente y fiable que luche por todos los títulos. Sin embargo, hay algo de lo que no se habla mucho.
Durante estos últimos años de asfixia económica en que se han vendido las estrellas para sobrevivir y han aterrizado demasiados jugadores mediocres, he sostenido que nunca se debe empezar la casa por el tejado, que la base de cualquier proyecto ambicioso debe ser siempre un entrenador experimentado, con capacidad demostrada y mando en plaza, un auténtico capitán general capaz de dominar el vestuario y al entorno. Si la plantilla es floja, porque sería capaz de sacar el máximo a los jugadores y acallar las críticas, y si está llena de estrellas, porque sabría controlar egos y hacer de ellos un equipo con su ascendencia y autoridad.
Para mi es de cajón, la mayor inversión, siempre, debe realizarse en un entrenador capaz de dominar con mano de hierro todas las facetas de su trabajo. De lo contrario el equipo, sea el que sea, tendrá los pies de barro. Y eso me lleva a plantearme la figura de Pizzi, con muchos defensores pero muy pocos detractores, al menos que yo conozca.
Por aquí han pasado últimamente demasiados entrenadores poco experimentados que han venido a hacerse un nombre, con similar fortuna. Sólo Unai Emery es, a pesar de todo, defendible por resultados, pero Pellegrino y Djukic, ex futbolistas del VCF y entrenadores con un supuesto futuro brillante, se fueron del club con más pena que gloria, con un máster pagado pero sin conseguir que el equipo funcionara en absoluto. Valverde es el único que hizo un equipo bastante fiable con los jugadores que tenía, pero amasaba mucha más experiencia y por eso no lo comparo.
Y lo cierto es que Pizzi no ha mejorado realmente a ninguno de ellos. Es otro entrenador que vino al Valencia con escaso currículum y, aunque al principio pareció mejorar mucho las prestaciones del equipo, no consiguió dotarlo de la solidez y regularidad necesarias. De hecho, fue incapaz de meterlo siquiera en la UEFA Europa League.
Y me desconcierta que no se esté planteando el debate del entrenador. Casi todos creemos que Pizzi, con mejor plantilla, podría conseguir buenos resultados, y no digo que no sea así, porque no lo puedo saber. Pero ateniéndome a lo visto y su balance desde que llegó, tengo serias dudas que sea el entrenador que necesita el futuro Valencia. Una plantilla de lujo con un entrenador en crecimiento, sin experiencia y sin un bagaje que esgrimir cuando vengan mal dadas, puede ser una mala combinación. Y no me gustaría comenzar otro proyecto con un entrenador que genera dudas y que, si las cosas se tuercen, puede suponer una temporada más a la basura.
Así que, aunque no estoy pidiendo su cabeza ni mucho menos, sí sé que a priori me gustaría otro tipo de entrenador, ahora que podemos pagarlo. Con una economía saneada y pudiendo acceder a grandes jugadores, me parecería lógico fichar también a un gran entrenador de esos que no admiten dudas y han demostrado saber manejar el vestuario y el entorno de un club potente. Y que, por una vez, se empezara la casa por los cimientos.

El culebrón debe terminar hoy

Las negociaciones, sean en el ámbito que sean, pueden ser fáciles o complicadas según las circunstancias y el talante de los negociadores. Son fáciles cuando las partes quieren llegar a un acuerdo que a ambos interesa, y complicadas cuando una de las partes se ve fuerte y con capacidad para apretar y sacar mayor tajada. Es lógico, y hasta ahí nada fuera de lo normal.


Lo extraño llega cuando a ambas partes les interesa sin duda llegar a un acuerdo y, sin embargo, una de ellas se empeña en imponer condiciones abusivas, ilógicas o caprichosas, creyéndose fuerte o por simple inconsciencia. En ese caso la negociación es difícil de interpretar, es algo más que negocios, con claves que se escapan o no hay por dónde coger.


Lo digo, claro, por el tira y afloja abierto entre Bankia y Lim, una negociación que se presumía rápida y tiene visos de eternizarse con el mes extra que se concede Bankia para cerrar el acuerdo, y a la que ayer Goirigolzarri se encargó de echar un buen jarro de agua fría. Certezas, lo que se dice certezas, no tenemos ninguna, no sabemos qué está pasando ahí dentro, más allá de filtraciones, globos sonda o especulaciones que al menos sirven para debatir. Pero sí sabemos que a ambos les interesa llegar a un acuerdo, a Bankia para borrar el impago de sus cuentas y al VCF para poder encarar el futuro con optimismo en un momento clave, el de la planificación para el próximo curso.


Si lo que se dice es cierto, Lim ofrece a Bankia el pago completo de la deuda, algo que me parece inaudito y pone de manifiesto las ganas que debe tener de acabar de una vez con esto. Pero Bankia no está contenta todavía, quiere más, y más, y no parece tener prisa ni intención de soltar una teta que, lejos de ser el problema que nos dijeron que era, parece consolidarse en nuestro imaginario como fuente inagotable de ingresos para el banco.


Sea como sea, esto pasa ya de castaño oscuro. Hay que zanjar de una vez un asunto que tiene desquiciado al valencianismo y permitir salir al club del bloqueo actual. La pelota está en el tejado de Bankia, depende de ellos, y si no quieren darse por enterados, quizá porque tenían preparado otro escenario, no hay más salida que forzarles a hacerlo.


Un banco tiene derecho a ganar dinero, desde luego, pero un banco intervenido y sostenido por todos no puede hacer de su capa un sayo y condicionar el futuro de un cliente tan importante porque sí. El Valencia no puede permitirse un mes más parado, ni mucho menos que Peter Lim se harte y se largue a su pueblo. Su oferta es muy buena, ganan todos, y ese debe ser el único criterio aplicable. El acuerdo debe cerrarse ya, hoy mismo, y si no llega, desde la esfera política se debe forzar la máquina para finiquitar de una vez este culebrón interminable y agotador. Y conseguir que este artículo quede obsoleto cuanto antes, por el bien y el futuro del Valencia.

miércoles, 21 de mayo de 2014

La vida que nos queda

Acabo de terminar 'Bajo la misma estrella' de John Green, por consejo de Santi Fernández (@santifernandezg), que le agradezco mucho. Es una novela muy especial, tan cruda como extraña a veces, con apariencia de novela juvenil aunque no lo es en absoluto. Cuenta una historia durísima de adolescentes enfermos de cáncer, personajes que en principio resultan muy chocantes por una madurez impropia de su edad, aunque luego comprendes que quizá han madurado a toda velocidad acuciados precisamente por la enfermedad que amenaza su vida y sobre la que gira toda la novela. El autor cuenta la historia sin asomo de compasión, sin querer endulzar en absoluto las situaciones de unos protagonistas que se saben condenados. No hay lugares comunes, no hay sobreentendidos ni se esconde nada, todo lo relativo a la enfermedad está a la vista, todo se expone de la forma más descarnada y realista posible, con un curioso humor que no llega a ser negro y parecería fuera de lugar si no encajara tan bien en la historia, y una poética salvaje que sabe mostrar cada situación de forma brillante y a veces sobrecogedora. Los personajes principales son fantásticos, tanto Hazel Grace como Gus Waters están muy bien definidos y son siempre coherentes. Se les coge cariño enseguida, porque a pesar de su complejidad y su, a veces, excesiva pedantería, entiendes y compartes su pragmático, fatalista y a la vez resuelto modo de encarar la vida, la que les queda.

La novela es casi un prodigio, contada en un lenguaje a veces ordinario, como lo harían unos adolescentes, y otras muy literario, con citas y planteamientos complejos y casi poéticos, pero siempre fluido y comprensible, una redacción sencilla y nada pretenciosa que la hace muy fácil de leer. Aun siendo una historia tan dura tiene momentos divertidos, situaciones muy llamativas y hasta sorprendentes giros argumentales, y desprende una paradójica vitalidad sustentada en la tremenda fortaleza de sus protagonistas.

En resumen, una novela extraordinaria que se hace realmente corta. Muy, muy recomendable, una de esas historias casi inolvidables que te hacen pensar y apetece releer.

 

Por cierto, antes leí dos novelas, 'La caída de los gigantes' y 'El invierno del mundo', de Ken Follet, parte de una trilogía sobre el siglo XX de la que no leeré la 3ª parte. Follet es un autor de éxito masivo que sabe contar historias y suele gustarme, pero cuando escribió estas dos novelas debía estar en baja forma el hombre, y supongo que se ha ganado el derecho a no ser siempre brillante. Ambas novelas, largas, pesadas e inacabables, sobre todo la segunda, mezclan situaciones de las dos grandes guerras con una especie de folletín multifamiliar y multicultural en el que se van entrecruzando sagas familiares a lo largo del tiempo.Las historias no enganchan, tienen un algo rutinario y muy trillado, y más allá del interés puramente histórico, son tremendamente aburridas. Varias veces estuve a punto de cerrar el libro y coger otro, aunque mi pundonor me ha hecho acabarlas. En resumen, no merece la pena dedicarles tiempo. De nada ;)

martes, 6 de mayo de 2014

El secreto de sus ojos

Me da igual si votas una cosa u otra, es fácil de entender en todo caso. Imagina que en el Congreso se vota una Ley sumamente sensible que afecta a principios morales, o del que dependen las expectativas de futuro de la sociedad. Se me ocurren ejemplos concretos, pero lo dejo a criterio de cada uno. Imagina que tras la votación el resultado no es el previsto, o no es el que tú crees que debiera haber salido. Y cuando vas a ver qué narices ha pasado, te enteras que los congresistas han decidido votar en secreto para evitar presiones y, según ellos, poder votar en conciencia. La Ley está aprobada, no hay forma de volver atrás, y nunca sabrás si los representantes de tu partido han actuado de forma coherente y honesta, como aseguran, o se han dejado mangonear y han votado lo contrario de lo que dictan sus supuestos principios por puro interés personal. Te parecería normal?

Pues eso es lo que quieren hacer los Patronos de de la Fundación VCF, votar en secreto y que nadie pueda afearles el voto o pedirles responsabilidades. Y así, tanto si votan una oferta u otra, jamás sabremos lo que han hecho, ni aunque se filtre el sentido de su voto, porque siempre podrán negarlo. Y podrán sumarse alegremente a la fiesta del ganador aunque no lo hayan votado, o hacer que gane quien les ha presionado u ofrecido 'contrapartidas' sin que nunca podamos saberlo ni mucho menos demostrarlo. Supongo que estaremos de acuerdo en que algo así sería inaudito e inaceptable en el Congreso de los Diputados, y nunca pasará. Pues bien, es exactamente igual de inaudito e inaceptable en la FVCF. y nunca debiera pasar.

Y estamos a tiempo de evitarlo, solo hace falta exigir respeto y responsabilidad a esos Patronos desde todas las trincheras del valencianismo. Está claro que en este infecto proceso para vender el VCF debe haber más que navajazos, y las presiones deben ser de todos lo tipos y colores, y quizá también las prebendas campen a sus anchas. Nunca lo sabremos con seguridad. Pero, precisamente por eso, pretender votar en secreto es una ruindad, una indignidad y una inaceptable cobardía. Una Fundación es una institución sin ánimo de lucro creada para defender un bien común, en este caso el club VCF, y debe responsabilizarse ante la masa social de sus decisiones. Los Patronos están ahí para defender lo mejor para el VCF, así como a sus abonados y todos los que de alguna forma apoyan ese sentimiento, y no para hacer política, ni mucho menos para quedar bien con nadie. Y si no se ven capacitados para defender esos derechos, o no se ven con valor suficiente para dar la cara ante la masa social valencianista, que dimitan, que se larguen y dejen a otros. Y si hacen falta otros Patronos responsables, preocupados por el futuro del VCF y capaces de votar la mejor opción sin esconderse, estoy seguro que entre la afición encontrarán montones. Yo me presento voluntario, y me comprometo a votar públicamente lo mejor para el VCF sin dejarme intimidar por nadie, y mucho menos por Bankia o GVA. Porqué no yo y sí alguien sin valor para votar de cara?

Casi nada es absoluto, pero en este caso es fácil votar lo mejor, es simplemente la mejor opción, la mejor para el VCF, la que garantice mejor su futuro y el de generaciones de valencianistas por venir. O quizá no sea tan fácil, es discutible, pero votar públicamente garantiza que se votará en conciencia y cada Patrono será consecuente y responsable de lo votado. Responsable cara a quien le haya puesto ahí, quizá esperando que sea un sumiso corderito y vote lo que le digan, pero sobre todo ante la masa social valencianista, el único juez posible para los Patronos de la FVCF, y lo único que debería importar a esa gente que, se supone, representa nuestros intereses pero pretenden la desvergüenza de votar de espaldas a todos.

viernes, 2 de mayo de 2014

Del drama a la ilusión

A mi ya se me ha pasado el disgusto. Bueno, quizá no del todo, pero ya no estoy ciego de dolor y tristeza como ayer, cuando encajamos ese maldito gol en el descuento. De hecho me he despertado ilusionado, convencido que el futuro nos depara revanchas y oportunidades. Y es que al fin he recordado lo que significa ser valencianista. Y todo Mestalla lo hizo, también los que lo vieron por la tele, incluidos los de otros equipos, que habrán comprendido hasta que punto el VCF es un club poderosísimo, porque el poder reside en el sentimiento de los que lo apoyan.

Lo que vivimos ayer fue una fiesta valencianista magnífica, extraordinaria, inolvidable, aun cayendo de forma tan cruel. Los 90 minutos que pasamos en Mestalla cantando, aplaudiendo y disfrutando con nuestro equipo fueron impagables, maravillosos, y así, hasta las derrotas saben a miel. Esa es la esencia del fútbol, y caer en el último suspiro, mal que nos pese, también. La comunión entre jugadores y grada fue absoluta, unos a otros nos llevamos en volandas, el equipo destrozando al SEV y la grada animando como posesos, con fe inquebrantable. Y eso es el VCF, eso es ser valencianista, algo que casi habíamos olvidado. Ante un equipo tan antipático, el valencianismo recuperó gran parte de la autoestima perdida durante años, incluidos los que nos entrenó el payaso de Unai Emery, en los que fuimos de humillación en humillación, arrastrando el escudo y mancillando el orgullo valencianista, haciendo partidos horrendos en que merecimos de sobra ser vapuleados. Pero ayer no fue así, el VCF cayó con orgullo, de pie y no de rodillas, de forma tan cruel como injusta, y puestos a caer, es mil veces más honroso hacerlo así que como estos años atrás. De hecho, aunque parezca paradójico, ha hecho más por el VCF y el valencianismo la cruel eliminación de ayer que años seguidos llegando a la UCL de forma mediocre y casi patética para después caer a las primeras de cambio. Y es el primer paso. Recuperar sensaciones perdidas, el amor propio, el orgullo de sentir unos colores, la autoestima y hasta la capacidad de intimidación, el primer paso para volver a ser lo que fuimos.

Hoy es fácil buscar errores. No me gustó nada el cambio de Parejo, fue una temeridad, el SEV se creció mucho a partir de ahí comprendiendo que el VCF renunciaba a machacarlos, como temían. Tampoco me gustaron los cánticos antes de tiempo referentes a Turín, aunque hasta de eso se aprende. Pero aunque sea lógico hablar de errores y fútbol, el equipo hizo un partido intensísimo, honesto y orgulloso, arrasó a un rival al que hizo inoperante, y mereció pasar la eliminatoria sin duda alguna. Se dejaron todo en el campo, tanto como la afición en la grada, y con eso me quedo.

El futuro está ahí, a la vuelta de la esquina, y si conseguimos evitar vender el VCF a buitres y conseguimos un nuevo dueño responsable y solvente, que entienda que esto es un sentimiento enorme e imparable, el futuro es nuestro. Esta eliminación tan injusta puede ser el punto de inflexión sobre el que construir un gran Valencia, y confío en que así será. Por eso ya no estoy triste, sino esperanzado y orgulloso como hace tiempo no lo estaba, y creo que debe ser el sentimiento generalizado. Y eso, tras una eliminación tan dura es un gran síntoma, el mejor augurio, y una gran noticia, no me cabe duda.

miércoles, 16 de abril de 2014

I have a dream

Estamos en semifinales de la UEL, tras una eliminatoria muy sufrida ante el Basilea que a punto estuvimos de tirar a la basura. Pero tras el horrendo partido de ida, el VCF resucitó y nos ofreció una de esas noches mágicas que se recuerdan durante años y años, un partido inolvidable y perdurable en el tiempo que sirvió para ser semifinalista de la competición, y sobre todo para dar un buen empujón a la destrozada autoestima valencianista, que buena falta nos hacía. Y aunque dudaba mucho que llegáramos hasta aquí, y he tenido serias dudas de la competitividad del equipo durante todo el año, ahora veo que todo puede ser, que está ahí, solo hay que creérselo y disputar cada balón como lo hicieron el otro día. Y he tenido un sueño. Un sueño precioso, feliz y muy placentero. He soñado con el Valencia CF, mi Valencia. He soñado que ganamos la UEL. Nada menos. Un nuevo título para nuestras vitrinas, y otro subidón de autoestima y fe en nuestros colores. Bueno, más que un sueño ha sido una intuición, o para ser sincero, una asociación de ideas. Pero prefiero llamarlo sueño, que es más bonito.

Amadeo Salvo es un Presidente polémico, levanta ampollas en ciertas trincheras y personajes del entorno valencianista con sus decisiones y desaires. Otros simplemente no se lo creen, y puede que no les falten razones objetivas. Pero, en general, es el Presidente con mayor apoyo popular desde Jaume Ortí. Eso es indiscutible, y hacerlo sería estúpido. Salvo ha calado en la afición del VCF, es ante todo un aficionado apasionado y fiel de los que sí tiene pase y disfruta y padece tanto como cualquiera de nosotros, lo que le hace cercano y creíble. Y de alguna manera está demostrando ser un tipo duro, fuerte y muy solvente para lidiar en este escenario de guerra sin cuartel, un tipo que sabe pelear, que es valiente para hacerlo pese a quien pese, y que, esa es la parte más sorprendente, casi siempre se sale con la suya. O al menos esa impresión transmite.

Pues bien, ahora que hay posibilidades reales de que deje de ser Presidente, he soñado que el VCF gana un título con él. Un título que ya no puede ser otro que la UEL. Igual que Ortí, hay gente que parece tener un aura que atrae cosas buenas y hace que las cosas funcionen y se consigan resultados cuando parece imposible. En el caso de Salvo lo parece, porque la temporada ha sido un desastre. Pero algo me dice que, de alguna manera, este hombre tiene suerte, y también merece pasar a la historia del VCF por algo más que por las polémicas en la venta.

En fin, no sé, quizá es solo la ilusión, quizá el subidón tras el enorme partidazo ante el Basilea, o quizá es pura ingenuidad. Pero me huelo que Salvo es ese tipo de Presidente forofo y tan valencianista como el que más que atrae los títulos igual que atrae a la afición y repele a tantos que quisieran verlo fuera del VCF. Serán divagaciones, pero cuando he comparado a Salvo con Jaume Ortí y me ha dado por establecer paralelismos, he recordado que aquél también fue Presidente de transición en un VCF convulso y sin dueño, y los títulos ganados en su presidencia están ahí, para la historia. Insisto, deben ser divagaciones motivadas por la ilusión, pero sea como sea, ojalá ganemos el título que he soñado, gracias, o a pesar de Salvo.

lunes, 31 de marzo de 2014

Yo ya lo sabía

Se acercan días clave para el VCF. La venta entra en su recta final, y en pocos días, si no se vuelve a complicar todo, algo muy probable en realidad, sabremos quién se lleva el gato al agua. Y esa decisión debería ser un importantísimo punto de inflexión en la historia del club de nuestros amores.

Desde que comenzó este enrevesado y a menudo exasperante proceso de venta, son muchas las versiones y presuntas noticias que nos han llegado a todos los que consumimos valencianismo a diario. Innumerables filtraciones, rumores en todos los sentidos, supuestas informaciones privilegiadas, mucho gurú auto erigido presumiendo de saberlo todo, y consiguiendo cierta repercusión a costa de las ganas de saber del aficionado. Un maremágnum que no ha hecho más que enredar más y más la madeja. Y todo eso, claro, se va a acabar en cuanto se sepa quién será el dueño del VCF. Y entonces llegará el 'yo ya lo sabía'.

Será el momento al fin de ponerse medallas, muchos entonarán el 'yo ya lo sabía pero he callado por responsabilidad', presumiendo de haber dispuesto de información privilegiada y saberlo todo hace meses. Y entre ellos, también yo. A mi también me han llegado inputs, que diría el ínclito Llorente, también he hablado con algunas personas que me han hecho ciertas confidencias. No me engaño ni quiero hacerme el importante, que quede claro, soy consciente de mi poca trascendencia. Pero si yo tengo información, que no soy nadie, estoy seguro que centenares de personas del entorno tienen muchísima más. Por eso creo que va a haber una avalancha de 'yo ya lo sabía'. Y aun pecando de arrogante, espero poder ponerme también mi medalla y decir 'yo ya lo sabía'. Porque la otra opción es 'como me temía'.

Lo cierto es que llevo mal este proceso, con mucha desconfianza y escepticismo. Por supuesto no me fío de Bankia, que con criterios puramente empresariales querrá vender a quien más beneficie a sus propios negocios, aunque luego lo intente disfrazar, con la ayuda de ciertos palmeros, de decisión responsable pensando en el futuro del VCF. Tampoco me fío de la GVA, llena de politicuchos de tres al cuarto que han destrozado la Comunidad y todo lo que tocan, más empeñados en medrar, figurar y trascender que en hacer un trabajo honesto y responsable, y que pueden querer 'dar' el VCF a quien les garantice seguir figurando. Tampoco me fío plenamente de Salvo, que ha demostrado moverse muy bien en aguas turbulentas, y temo pueda intentar dinamitar la operación si no le conviene por razones personales que podemos intuir pero no conocemos. Ni tampoco de la FVCF, cuyos patronos, que han decidido votar secretamente, pueden haber condicionado su voluntad a otros intereses que no sean el propio VCF. Lo cierto es que ya no me fío ni de mi sombra, lo reconozco, no creo en la limpieza del proceso ni en al fair play de los que tienen que decidir. De hecho temo una guerra abierta, aun más salvaje que hasta ahora, para decidir quién se queda finalmente el juguete de entre los nominados. Y tal desconfianza me lleva a temer que puede haber finalmente un pucherazo, algo impuesto por la vía de los hechos consumados que ya se encargarán de vendernos como justo y fantástico, como en su momento nos vendieron la Operación Newcoval.

Por eso espero que mis temores sean infundados y poder decir 'yo ya lo sabía', creyendo que el VCF tendrá el propietario muy solvente, fiable y confiable que me han contado, aunque quiera también hacer negocio, porque nadie regala nada, lógicamente. Y no 'como me temía', porque entonces el VCF tendrá unos nuevos propietarios no tan fiables y solventes, impuestos quizá por oscuros intereses, aunque intenten vestirlos de santos. Y me podréis decir que siempre estaremos mejor que ahora, lo que sería técnicamente cierto, pero no quisiera ver a mi VCF levantarse para caer de nuevo. Quiero un VCF orgulloso y poderoso, plantando cara a los mejores, y que nuestros hijos y nietos puedan disfrutar muchos años, no un VCF caído en manos especulativas, un juguete roto a la vuelta de unos pocos años.

jueves, 6 de marzo de 2014

Salvo si lo hace Salvo

Sí, Amadeo Salvo es un cabrón, un mentiroso, falso y egoísta que solo mira por sus intereses, ya lo sabemos. Dicen que está dinamitando la venta en su propio beneficio, otros que miente más que habla o que simple y llanamente es muy mala persona. Y bueno, no sé si será cierto o no, pero a mi, que soy bastante escéptico, me gusta juzgar por lo que veo y nunca por lo que me cuentan. Y lo que veo, me gusta.

Seamos claros, si lo que está haciendo Salvo al frente del VCF lo estuviera haciendo Roig en el Villarreal o Quico Catalán en el LUD, las cosas serían muy distintas. Las tertulias y columnas de opinión en prensa estarían preñadas de rendidas alabanzas y sesudos análisis de la gestión admirable, moderna y valiente de unos presidentes modélicos que se preocupan de buscar nuevas miras para sus clubes. Los babosos y orgásmicos oh, OH!, serían el pan nuestro de cada día, y los valencianistas estaríamos, todo sea dicho, hasta las narices de tanta baba. Eso si lo hicieran Roig o Catalán, pero, ay, si lo hace Salvo la cosa cambia.

No tengo claro porqué, pero a Salvo se le niega todo. Quizá porque no se plegó a las exigencias de diversos medios acostumbrados a ser tratados con especial deferencia, quizá porque usa VCFPlay.com como órgano de comunicación, quizá porque ha puesto las peras a cuarto a algunos representantes con largos tentáculos entre la prensa valenciana. Quizá simplemente porque todo lo que dicen de él es cierto. O quizá por todo a la vez. El caso es que no se le perdona ni una y se le buscan las vueltas intentando pillarle en un renuncio. O, en el mejor de los casos, se le ignora o ningunea, como si su labor fuera tan obvia o mediocre que no merece la pena hablar de ella ni mucho menos glosarla en términos elogiosos.

Para mi hay algo incontestable, Salvo 'hace cosas', no está viéndolas venir, se mueve, no para de presentar proyectos y novedades, y eso con el estrecho margen que le permite la asfixiante economía del VCF actual. Y no es populismo, de lo que muchos le acusan, son cosas que había que hacer y nadie había hecho. Incluso, fijarze bien que diría el fake de Lopera, ha plantado cara a la Liga por el lamentable asunto del cambio de horario del partido ante el RAY, algo completamente novedoso y que viene a paliar un tanto la sensación de humillación continua al VCF desde Madrid. Por todo ello en su conjunto es el primer Presidente desde Jaume Ortí que llega a la gente y tiene un enorme apoyo popular entre la afición. Y, qué casualidad, justo al revés entre en gremio de los plumillas.

Pensadlo. Presidentes anteriores como Soriano a Llorente gozaban de gran predicamento entre la mayoría de prensa valenciana que nos vendía sus virtudes mientras la afición rabiaba. Y ya sabemos qué pasó y cómo nos fue con ellos. Y ahora pasa justo al revés, la afición aplaude mientras los plumillas, muchos de ellos, los que se creen por encima de los demás sobre todo, rabian. Y para mi, que debo ser muy simple, ese cambio de tornas es en sí mismo un aval, la esperanza de que las cosas sean distintas esta vez.

Bueno, eso en el caso de que Salvo tuviera futuro en el VCF, que no lo tiene. Ahora se cierne la esperanzadora llegada de un nuevo dueño, y con ello la salida de Salvo y la mayoría de su equipo, como es lógico. Pues bien, casi estoy por apostar que, en un intento de parecer ecuánimes, los mismos que íntima y/o públicamente se alegrarán de verlo al fin fuera del VCF,  le reconocerán los méritos que ahora le niegan por sistema. Pero, al menos para mi, será tarde. Eso toca ahora, siendo justos. Porque reconocer y alabar el buen trabajo al frente del Club no obsta para criticar otras facetas, digo yo. Y así al menos dejará de ser evidente que todo está bien salvo si lo hace Salvo.

 

 

jueves, 30 de enero de 2014

Historia, pintura y profecías

Acabo de terminar 'El maestro del Prado', de Javier Sierra. Me la regalaron esta Navidad y en principio no le presté mucha atención, pensando que estaba ante una especie de Código Da Vinci a la española, una novela de misterios y conspiraciones rutinaria y sin mucho fuste. Sin embargo no es así, o no es exactamente así. Cierto es que trata sobre conjuras y profecías, pero lo hace desde un perspectiva muy culta, muy estudiosa y muy bien documentada. Toma como base algunos cuadros emblemáticos expuestos en el Museo del Prado y otros sitios como el Escorial e incluso algunas iglesias de Valencia, pintados por maestros como Rafael, Tiziano, El Bosco, Brueghel el viejo o Juan de Juanes. Y lo hace a través de la figura enigmática y sorprendente de un personaje, el Maestro, poco menos que un aparecido, que guía los pasos de un joven Javier Sierra por los pasillos del museo madrileño mientras le explica la verdadera motivación del autor al pintar esos cuadros, de forma que le abre los ojos a hechos desconocidos y a menudo extraordinarios de la historia.

La religión cristiana de la época invade todo, los cuadros protagonistas están basados en hechos bíblicos de los que el pintor hizo su propia interpretación, con claves y mensajes ocultos que el Maestro se empeña en descifrar y explicar al joven Javier, y de ahí nace el misterio y el argumento de la novela. Una especie de clase magistral de Historia del arte novelada, y supongo, porque no soy ningún experto ni mucho menos, realista, aunque por momentos suena todo un tanto rebuscado. Ah, y me ha llamado mucho la atención que el propio autor sea el protagonista de la novela, un planteamiento curioso que pretende hacer pasar por reales los hechos contados.

En resumen, una novela deliciosa y exquisita, que se hace corta, tanto que la he leído en apenas un par de días, en la que predominan los datos, la historia, el Arte, la religión, las profecías y el arcano, pero en que la trama misteriosa es casi lo de menos, abrumados ante la belleza de los cuadros comentados con ilustraciones en color. Recomendable.

 

miércoles, 29 de enero de 2014

Segundas partes también son buenas

Por motivos que no vienen al caso, últimamente he leído poco. He retomado esta buena costumbre con dos segundas partes, El hombre sin pasado, de Peter May, 2ª parte de La isla de los cazadores de Pájaros, reseñada en blogeec.com, y después Legado en los huesos, de Dolores Redondo, 2ª parte de la Trilogía del Baztán de la que la 1ª es El guardián invisible, también reseñado aquí. El nivel, en ambos casos, baja un tanto respecto a la 1ª novela, pero no sensiblemente, las dos mantienen gran parte de las bondades y aciertos.

El hombre sin pasado es también oscura, densa y trágica, se vuelve a ambientar en el opresivo y casi salvaje escenario de las islas Hébridas, que el autor describe de maravilla, de forma tan realista y a la vez poética que es casi lo mejor de la novela. Se sirve, algo ya habitual y de lo que quizá se abusa, de pequeños flashbacks para ir desgranando la historia y que el lector comprenda lo que pasó y porqué. El detective protagonista, que ha cambiado su rol, mantiene el cinismo clásico de la novela negra, lo que hace de perfecto contrapunto al melodrama. En general es una digna 2ª parte. Lectura recomendable.

Legado en los huesos nos presenta a los mismos personajes de la 1ª novela enfrascados en otra aventura, continuación de la anterior, con los mismos tintes realistas y duros, pero enmarcados en el mismo escenario de costumbres y ritos ancestrales, poblado por algunos seres mitológicos, lo que dota a la historia de un punto mágico realmente curioso. Incluso a menudo parece que puede derivar en una especie de novela de terror más ordinaria, sin llegar nunca a traspasar la línea. De nuevo se nos presenta un drama en el que el pasado tiene mucho que ver, y de nuevo hace uso de los flashbacks. No desmerece a su antecesora, pero creo que la historia es un tanto rebuscada y eso la hace parecer menos creíble, aunque finalmente se resuelve bien, con solo algunos cabos sueltos. También recomendable.

Ambas novelas se pueden leer sin haber leído la 1ª, pero hay demasiadas referencias y sobreentendidos, especialmente en Legado en los huesos que forma parte de una trilogía, de la que aun está por escribir la 3ª parte, realmente un todo con continuidad. Por ello, en ambos casos, si no has leído la 1ª parte, puede que te pases el relato perdido sin entender muchas cosas. En resumen, dignas segundas partes de historias muy distintas y a la vez similares, con los giros argumentales habituales que mantienen el interés, y unos escenarios tan protagonistas como la propia historia.

viernes, 24 de enero de 2014

Quién maneja de verdad los hilos?

Me arriesgo a escribir esto, de forma compulsiva, solo un par de horas antes de la asamblea informativa organizada por el VCF, por Salvo más concretamente, con lo que puede estar obsoleto en nada o quedar en simples tonterías conspiranoicas, pero qué le vamos a hacer. Aunque huelo que Vidagany puede tener que ver en la asamblea más de lo que algunos están dispuestos a contarnos, ese es otro tema. A lo que iba.

Hace tiempo llegué a la conclusión de que la Generalitat Valenciana, y por ende el PP valenciano, están detrás de todo este merder, moviendo los hilos de este magnífico sainete convertido ya en thriller psicológico de los buenos. Y cuando llegas a esa conclusión, hay una pregunta subsiguiente, lógica y que hay que hacerse. Y quién maneja los hilos de la GVA? Y esta pregunta tiene más difícil respuesta.

Pero si pensamos un poco, porque especular es gratis y a ello estamos abocados con tanto oscurantismo, hay empresarios valencianos, de esos que manejan mucho, mucho dinero, y tienen mucho, mucho, muchísimo poder, que, según dicen, han salvado más de una vez el culo a la GVA poniendo dinero cuando no lo tenían. Gente a la que esta clase política, miserable y nefasta, debe muchos favores. Gente por tanto que manda mucho en esta comunidad, mucho. En la sombra, claro está, tan en la sombra como ahora manda la GVA sobre este infecto proceso de venta del VCF. Esos mismos que hasta ahora se han mantenido en la sombra, como el malo de El inspector Gadget, sin hacer nada, acariciando a su gato mientras reían viendo cómo el VCF se ahogaba en su propio vómito. Y esperando, esperando a que las circunstancias fueran a ellos, como un río, inevitablemente, para quedarse el VCF como un trofeo, como símbolo de su poder.

Y después me pregunto, y no serán Aurelio Martínez, o Amadeo Salvo ya puestos, unos modernos remedos de Don Quijote luchando contra molinos de viento virtuales en clave valencianí? Sí, se dicen muchas cosas sobre Salvo, más o menos creíbles dependiendo de cada uno, y probablemente haya hecho muchas cosas mal y no sea tan trigo limpio como parecía. De Aurelio se habla menos, pero también tiene sus detractores. Bueno, no lo sé. Pero, y si resulta que no sabemos de la misa la mitad? Y si él conoce hechos, pactos, decisiones ya tomadas de antemano, manejos en la sombra que nunca saldrán a la luz tal cual si no disfrazados de manera conveniente y voceados por los palmeros habituales?

Este momento es a la vez desesperante y apasionante. Muchos creen saber mucho pero nadie sabe la verdad, todo es mentira, y quizá alguien mueve los hilos para dirigir a la prensa y la opinión pública hacia donde le interesa, mientras esconde el foco sobre lo verdaderamente importante, lo que está pasando en realidad. Alguien ríe en la oscuridad, mientras acaricia a su gato, porque sabe que está todo pactado de antemano y nadie va a poder evitarlo, ni siquiera Don Quijote.

jueves, 16 de enero de 2014

100 años de soledad

Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo.

No, perdón, me he equivocado de historia. Empiezo de nuevo.

Muchos años después, frente al nuevo estadio, el aficionado valencianista había de recordar aquellos años de miseria a todos los niveles propiciada por los miserables que habían estado al frente del club.

Esta sí es la historia que quiero contar. Algún día, cuando los años hayan pasado y el tiempo vaya poniendo cada cosa y a cada uno en su lugar, estos años serán recordados como historia negra del valencianismo. Puede que los llamen 'Aquellos primeros años 2.000' o 'Los oscuros años de principio de siglo', o algo así. Desde que el VCF dejó atrás una sequía de 30 años sin ganar una Liga, y cuando ya creíamos definitivamente superada la mediocridad de los 90 y vuelto a la pelea por los títulos, a ser un club potente, serio y orgulloso, con un estadio nuevo, espectacular y radiante, y un futuro maravilloso por delante lleno de éxitos, nada podía hacernos pensar en el merder que vendría después. Tras aquellos magníficos pero efímeros buenos tiempos han venido años de absoluta miseria social y deportiva, propiciada por dirigentes inútiles en el mejor de los casos, mezquinos e interesados en la mayoría. Años de profundo hastío para el aficionado, harto de ver cómo desde todos los ámbitos, y sobre todo desde dentro, se mangoneaba al club de sus amores pisoteando la historia y el orgullo. Puede que algún día recordemos esta época incluso con cierta añoranza, porque han sido años intensos de alguna manera, pero será en realidad un recuerdo muy amargo.

Ahora, esos tristes años que la historia llamará no sé cómo, están a punto de acabar. Podemos ir a mejor o a peor, pero creo que solo podemos mejorar, tan bajo hemos caído. Empieza una nueva era. Pero antes, la antigua va a acabar a lo grande, con un episodio final de luchas, peleas y navajazos por el poder, como en las grandes historias épicas, con un acto final apoteósico y sorprendente, como no podía ser menos.

Sea como sea, que acabe ya, de una vez, por dios. Que acaben ya lo que me han parecido eternos 100 años de soledad. Y aunque el VCF definitivamente ya nunca pueda ser nuestro, al menos podrá ser de todos.