sábado, 1 de septiembre de 2012

El enredo de la bolsa y la vida

Me encanta Eduardo Mendoza. Me encantan tanto sus novelas 'serias', como sus farsas extravagantes y disparatadas, presuntamente livianos divertimentos, pero con un trasfondo muy crítico. Por eso leo con devoción cada nueva novela suya.  Justo es reconocer que va perdiendo fuelle, que cada vez tiene menos fuste y sus novelas son más lo que parecen, livianas y simples divertimentos. Acabo de terminar El enredo de la bolsa y la vida, 4ª parte de las andanzas del detective sin nombre y medio loco que protagonizó La aventura de la cripta embrujada, El misterio de las aceitunas y La aventura del tocador de señoras. Hay quien dice que el orden cronológico también lo es de calidad, y estoy de acuerdo a medias, porque la 3ª, la del tocador de señoras, también me parece muy divertida, bien tramada, muy crítica y muy bien escrita, con ese lenguaje hiperculto que te hace dudar si no se inventará algunas palabras, con el que cuenta verdaderos disparates y sinsentidos muy divertidos.

La 4ª entrega si es claramente inferior. Si bien la novela abunda en los desatinos del protagonista y en los personajes pintorescos y disparatados, el calado es menor, las situaciones son más artificiales, no es tan entretenida y los golpes humorísticos son menos, aunque sigue provocando sonrisas a menudo, y risas de vez en cuando, algo que se agradece y es justo valorar.  Las últimas novelas cada vez más cortas de EM hacen pensar que el hombre escribe ya como algo alimenticio o por imposición de su editorial, y no tanto por inspiración o ganas, aunque bien merecido tiene el éxito y vender por inercia. Yo juzgaré a EM por toda su obra, que es extensa y muy apreciable, y no por estas novelitas que me dejan un poquito decepcionado, sólo un poco.

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