lunes, 17 de septiembre de 2012

Steve Jobs

Acabo de terminar la novela que cuenta la vida del personaje Steve Jobs. Para resumir, y sin retórica, y siempre ateniéndome a lo que cuenta la novela biográfica, el tipo era un gilipollas, así, sin rodeos. Era un genio creativo, vale, era un visionario, muy bien, era un as para los negocios, estupendo, pero era un gilipollas. Si juzgamos al emprendedor y más tarde ejecutivo de Apple, su desempeño no admite dudas, creó la empresa tecnológica más valorada que existe, tanto en términos económicos como por parte de los usuarios. Pero la novela describe a un tipo megalomaníaco, cruel, déspota, insensible, manipulador, que se apropiaba sin vergüenza de las ideas de los demás,  y en general, un tipo repelente y odioso a más no poder. Dicen que todos los genios son un poco así. Será verdad, pero yo no lo habría aguantado más de 10 minutos. Tengo la suerte de poseer un Mac Book Pro que me han regalado hace poco, y reconozco que es un cacharro cojonudo, el sistema operativo Mac Os va realmente bien, y para el uso específico que le doy es claramente mejor que nada que haya tenido antes. No tengo más MAC's, ni iPhone, ni iPAd, ni iLoquesea, pero reconozco que la calidad de los cacharros de Apple, y el aura de perfeccionismo y belleza que desprenden, es digno de elogio. Pero no sé, si llego a saber que el genio creador detrás de todo es el gilipollas integral de Steve Jobs, igual me lo había pensado antes de querer tener uno. Bueno, va, reconozco que estoy dispuesto a soslayar mi animadversión por el personaje por no renunciar a mi MAC, pero vaya, que si lo sé no leo el libro, me hubiera gustado seguir pensando en un alma máter menos odioso.

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