martes, 4 de junio de 2013

Nos volveremos a ver en sueños

Confieso que me aburre la filosofía, demasiadas vueltas para llegar a conclusiones confusas y en todo caso indemostrables, que a menudo parecen simples divagaciones de locos. Por eso me sentí valiente al seguir la recomendación de @alejandropla del libro 'El filósofo y el lobo' de Mark Rowlands. Y no puedo agradecerla más, porque me ha encantado. Tras una portada horrenda y un subtítulo pretencioso, se esconde un libro notable, de lectura tan rápida como intensa. Son las divagaciones filosóficas del autor sobre algo tan abstruso como el sentido de la vida, comparando el modo de vida de dos especies sociales. Nosotros los simios, que según él basamos nuestra forma de vida y relaciones sociales en el engaño y el perpetuo intento de sacar provecho, con el de los lobos y también sus descendientes los perros, que son incapaces de engañar o mentir y viven y disfrutan el momento y sólo el momento, algo de lo que nosotros somos incapaces porque nuestros momentos están condicionados siempre por el pasado o el futuro. Y por eso nos creemos más inteligentes que ellos. Bien, no voy a dar más vueltas a temas tan complejos, pero no puedo estar más de acuerdo con su argumentación. En verdad reafirma un pensamiento de cosecha propia que creo firmemente: 'el hombre es el único animal que se cree inteligente'.

Pero de hecho el libro no es filosófico, sino una simple excusa consciente para un muy sincero, tierno y sentido homenaje al amigo perdido que le hizo cambiar su forma de ver la vida y la amistad. La historia de Mark y su hermano lobo Brenin me ha emocionado, entristecido y maravillado, en gran parte porque me ha hecho revivir a una historia propia muy similar en lo esencial. Como dice Mark, nos volveremos a ver en sueños.

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