miércoles, 6 de febrero de 2013

Yo también soy antisistema

Me resulta hiriente el uso peyorativo y maniqueo que se hace de la palabra 'antisistema', o palabro, puesto que no sale en el Diccionario. Según lo comúnmente aceptado, lo que nos han hecho visualizar automáticamente a fuerza de repetirlo, un 'antisistema' es alguien aparentemente violento o al menos rebelde, sucio, inadaptado, ácrata o rojazo, y en todo caso marginal. Eso es lo que nos hacen ver cuando suena la dichosa palabra, un tipo con rastas, desarrapado y mugriento.

Y supongo que interesa instaurar esa asociación de ideas porque pocos queremos ser así, no nos gustaría que nos metieran en ese saco. Sin embargo esta manipulación es perfectamente perversa. A decir verdad, hoy día en España hay una inmensa mayoria de 'antisistema', hartos del sistema corrupto, depredador, alienante y despiadado que prevalece, y por ello abiertamente en contra.

Supongo que lo contrario de 'antisistema' sería, por lógica, algo así como 'prosistema'. Y me pueden decir esos que usan la palabra de modo peyorativo cuántos prosistema pueden haber hoy en España? Bueno, si, muchos en realidad, todos los que viven de maravilla en este estado de cosas, que los hay, sobre todo en las clases dirigentes y adineradas que no sienten ni padecen crisis alguna y a los que importa poco el sufrimiento de los demás. Pero infinitamente más personas, el común de la sociedad actual,  aquellos que las están pasando putas o sufren por familiares y amigos, es antisistema por necesidad, por que el sistema nos ha hecho así, que diría Jeannete. Nadie en su sano juicio, pasando las de Caín es estos tiempos mezquinos y aciagos, puede dejar de ser 'antisistema', porque, en efecto, estamos hasta las narices de este sistema de país y sociedad que tenemos. Y para cambiar algo no hay más remedio que tener la aspiración de hacerlo.

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