'Lo que queremos es pasar la eliminatoria aunque ellos se vean favoritos, queremos pasar a cuartos. No nos conformamos con competir y dar una buena imagen, y allí saldremos igual. No estamos aquí para que nos ganen y poner buena cara. Competimos para ganar'
Palabras de Ernesto Valverde en RP, y por tanto enviadas como aviso a navegantes a todo el valencianismo, desde la directiva, los medios, y hasta al último aficionado, y sobre todo a sus jugadores. Palabras que muestran y demuestran que quiere reinstaurar algo que le hace muchísima falta al este VCF de sainete continuo: ambición.
El primer paso para conseguir un logro es quererlo, ambicionarlo, desearlo. Es un requisito indispensable, condición sine qua non. Sin ambición no hay motivación ni exigencia, todo se limita a pasar trámites sin que importe realmente el resultado. El VCF lleva años inmerso en una dinámica conformista y anodina, excusada por el actual consejo de mediocres interesado solo en pervivir y seguir chupando del bote, y tapada en lo posible por los palmeros de confianza que siempre tienen una excusa o disculpa para la falta evidente de competitividad.
Y eso hay que cambiarlo, Valverde lo ha entendido, y le aplaudo. Si además de transmitir competitividad es capaz de contagiarla a la plantilla y conseguir que esta dé la talla en cuanto a motivación, carácter y actitud, llevamos mucho ganado. La diferencia entre jugar sin más y jugar para ganar está en la actitud, y una actitud orgullosa y ambiciosa es lo que necesita el aficionado para volver a Mestalla, y también el propio VCF para recuperar el prestigio a todo los niveles y volver donde debe estar por historia y potencial. Decirlo y hacerlo son cosas distintas, pero se empieza con el propósito, y conseguirlo es la meta, ganar es la meta.
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