sábado, 9 de febrero de 2013

The great gig of the Pink Tones

Alguien por ahí comentó algo como 'no tiene mucho mérito, las canciones no son suyas, solo las tocan...' Yo pensé, sí, si tiene mérito, hacer algo tan bien tiene mucho mérito. Y vaya si lo hacen bien. Ver y escuchar a los Pink Tones resultó una experiencia cojonuda. Quizá La Rambleta no sea el lugar más apropiado, con esas butacas bastante incómodas y un equipo de sonido corto y algo estridente. El aspecto visual era adecuado pero normalito, el escenario un poco vacío sin amplis ni casi parafernalia. Pero la interpretación era impactante y los músicos espectaculares. Uno tras otro iban cayendo los temas más conocidos de un grupo mítico que adoro como Pink Floyd, temas mil veces escuchados interpretados con pasión y absoluta fidelidad al original. Fue asombroso.

El repertorio de instrumentos fue notable, desde un sintetizador analógico clásico que clonaba a la perfección los sonidos de Rick Wright, una Strato negra con pastillas y botones blancos como la del mismísimo David Gilmour, pasada por emuladores y petada de delays que sonaba brutalmente grandiosa cuando soltaba la caballería, y hasta un inusual Theremin, la slide guitar o el clásico Saxo tenor de algunos temas. Todo sonaba de maravilla. Eché en falta una acústica de 12 cuerdas para interpretar Wish you were here, un tema que, para mi, tocaron algo desganados y me decepcionó un tanto. Mención aparte a las chicas de los coros, un color y calidad de voz extraordinarias en The great gig in the sky y Atom heart mother. Tras casi 3 horas de temazos y temazos interpretados con pasión y perfección apabullante, acabaron con la épica de Confortably numb, un final impresionante.

Resumiendo, una banda excelente, competente y bien engrasada, y un concierto impresionante, te guste o no Pink Floyd, aunque, si te gustan, disfrutas como un animal. Chapeau!

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