jueves, 16 de abril de 2009

Las apariencias engañan

Las aguas bajan tranquilas en el Valencia. Fue entrar J. Gómez como consejero delegado y algo cambió en el Valencia CF. Dicen el fútbol es un estado de ánimo, y yo añadiría que no solo el fútbol, si no todo en la vida. Solo así se explica que el Valencia, jugando más o menos a lo mismo que hace unos partidos, a nada, haya encadenado 4 victorias consecutivas que nos dan aire y nos han colocado de nuevo en puestos de Champions League.

Ya lo ha dicho el gran Drakul en su ultima entrada, una cosa es estar ilusionados, que lo estamos todos viendo remontar el vuelo a nuestro equipo, y otra es ser unos ilusos. Seguimos jugando a no se sabe qué, ni defendemos ni atacamos ni todo lo contrario, el entrenador sigue dando tumbos y haciendo unas extrañas cabriolas por las que pone a jugar a los que nos han tenido con la mierda al cuello y se carga a los que nos han sacado de ella. Extraño comportamiento el de Emery, capaz de cargarse a Maduro y a P. Hernández del once inicial y poner a algunos que no merecen en absoluto tal honor.

La euforia por las victorias está justificada en sí misma, no cabe duda, pero hay que saber ver lo que pasa y no dejarse cegar por el brillo del resultadismo. El partido contra el Sevilla lo perdió el propio Sevilla, que se suicidó con una auto expulsión y dos penaltys completamente absurdos. Antes lo había hecho Emery con una alineación desconcertante una vez más, y así fue que el Valencia no dió pie con bola en la primera parte. El Sevilla casi nos pasó por encima sin despeinarse, sin aparente esfuerzo, y pudieron meternos 2 o 3 a poco que César no siguiera tan solvente.

Incluso en la 2ª parte, con el Sevilla con 10, el Valencia siguió timorato y cagón, saliéndo al contragolpe en su propio campo y ante un rival con uno menos, tanto que, hasta el 2º e infantil penalty de Navarro, fue el Sevilla el que más impetu puso en el juego y la victoria. Ya al final, con el partido encarrilado por fortuna, fueron los mejores minutos de el Valencia, y los que dejaron la impresión de gran partido cuando no fue así.

En fin, que el sabor de la victoria es muy dulce, que ahora sale bien lo que antes salía siempre mal, que estamos en Champions y dependemos de nosotros mismos, pero eso no puede ocultar que a falta de 7 partidos para acabar la temporada el Valencia no juega a nada, que ni siquiera sabe a qué quiere jugar, que dependemos de la suerte y los rivales mucho más que de los planteamientos y el sistema de juego, y que el entrenador sigue cometiendo verdaderos sinsentidos en las alineaciones.

Pero bueno, seamos felices mientras todo siga asi, a ver si dura esta racha salvadora y contra el Betis seguimos jugando igual de mal pero ganamos, que, las cosas como son, ya nos lo merecemos.


P.d. Retomo el blog que he tenido un poco abandonado estos días.

3 comentarios:

  1. Hola Lobo. No me ha dejado publicar un comentario antes...

    ResponderEliminar
  2. Perdón, no me he dado cuenta de que has vuelto a activar la "censura" de los comentarios, ja, ja, ja, ja...

    ResponderEliminar
  3. Lo de la censura lo puedes desactivar tu. De lo de la fecha no tengo ni idea.

    ResponderEliminar