lunes, 27 de octubre de 2008

Timo se quiere ir ya

Por lo visto Timo Hidebrand ha pedido a los representantes del club que le dejen irse ya. Y el Valencia haría bien en escuchar y acceder a la petición del portero alemán. Lógicamente, no lo van a dejar irse gratis, tendría que llegarse a algún tipo de acuerdo en forma de traspaso o renuncia a años de contrato, pero sería un buen detalle dejarle marchar sin demasiadas complicaciones, es la única solución decente para un asunto tan feo.

Lo que le ha pasado a Timo es realmente difícil de resumir. Llegó siendo la estrella en su club de origen, el Stuttgart campeón de la bundesliga, y con la carta de libertad, pero aquí ha podido demostrar muy pocas de las cualidades en las que se fijó Amedeo Carboni cuando lo fichó. Ha tenido la mala suerte de caer en este equipo en una de sus más nefastas temporadas, y aunque es tentador culpable a él de ello, igual que se hace con Koeman, a mi no me parece precisamente culpable, si no más bien victima.

Victima de las guerras en el vestuario, de las guerras mediáticas, de las guerras accionariales, que en resumen son todas la misma guerra. La convulsión que ha vivido este club se ha llevado por delante a un muy buen portero, victima de la mala suerte de caer en este club en el peor momento. Porque aunque muchos quieran ver mil y un defectos en Timo, y algunos tendrá, es un portero que en realidad ha estado más vendido que otra cosa bajo los palos de la portería del Valencia, con unas defensas desastrosas que le dejaban al pie de los caballos cada dos por tres, vendido y sobrepasado, solo ante el peligro la mayoría de veces, y sabiendo que le miraban con lupa y sin una pizca de comprensión. Ser el portero que jubiló a Cañizares es algo que algunos no le han perdonado.

Puede que Timo también tenga su parte de culpa por determinadas actitudes, y con seguridad en algunos goles encajados, pero ha sido tratado con mucha injusticia. Ha sido juzgado con furia y sin compasión cuando se ha equivocado, cosa que hacen todos los porteros con asiduidad, hasta los más grandes, y ninguneado y obviado cuando ha tenido grandes actuaciones, las menos, desgraciadamente.

La verdad, yo me pongo en su lugar y entiendo perfectamente que se sienta maltratado y quiera irse. Debe ser muy desconcertante y doloroso que se pretenda hacerle culpable único de los males de la portería, y culpable en concreto de algunas partidos perdidos en los que él ha tenido, como mucho, tanta culpa como sus compañeros, pero no más. El ostracismo en el que vive actualmente huele mal, huele a vendetta ordenada por los que ahora mandan en el Valencia, y no a decisión puramente deportiva de Emery. Y esta es la gota que colma el vaso de su paciencia.

Por mi parte le deseo muy buena suerte en su próximo club, toda la que no ha tenido aquí, y espero que a pesar de todo guarde un recuerdo justo de su paso por el Valencia CF.

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