martes, 9 de abril de 2013

El valle mágico

Por consejo de mi mujer he leído 'El guardián invisible', de Dolores Redondo, 1ª parte de lo que, según su autora, será la Trilogía del Baztán. Empecé con desgana, unas páginas por atender el consejo y dejarla por algo más interesante, pero ya no pude parar, y lo cierto es que me ha encantado. Parece una novela policíaca al uso, con sus crímenes y su investigación, pero no lo es, o no es tan simple. Ambientada en la zona pirenaica de Navarra, el valle del Baztán, es una historia con un esqueleto clásico de novela de género, pero aderezada con una parte psicológica notable, en un escenario preciosista, tradicional y reconocible, con sus costumbres y su folclore ancestral, y hasta elementos fantásticos y mitológicos. Un cóctel arriesgado y complejo que la autora mezcla con acierto. Nada chirría, todo encaja con sorprendente facilidad, la historia engancha desde la primera página, está muy bien tramada y desarrollada con fluidez, los personajes están bien definidos y resultan convincentes, incluido el de Amaia Salazar, la policía protagonista, y los secretos, el entorno y sus leyendas ayudan a crear una atmósfera casi mágica.

La parte puramente policíaca es más rutinaria y en cierto modo previsible, aunque sin caer en el cliché en ningún momento. El juego de las sospechas y especulaciones es parte del encanto de este tipo de historias, y de hecho la autora juega al juego intentando cambiar el foco de una manera sutil. No por ello pierde el interés, al contrario, es muy intensa y el final es un carrusel de emociones. Novela muy recomendable, con vocación de best seller, bien escrita, bien tramada, original a pesar de pertenecer a un género muy trillado, y con elementos sorprendentes, de esas que posiblemente acaben siendo adaptadas al cine. Mimbres para ello tiene.

1 comentario:

  1. [...] Dolores Redondo, 2ª parte de la Trilogía del Baztán de la que la 1ª es El guardián invisible, también reseñado aquí. El nivel, en ambos casos, baja un tanto respecto a la 1ª novela, pero no sensiblemente, las dos [...]

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