Ya está, hemos vuelto a caer en la 1ª eliminatoria de la ChL, como siempre. Al actual VCF le faltan enormes dosis de competitividad, y aunque el partido de ayer fue bastante digno, errores de todo tipo nos vuelven a condenar. Se acabó la historia, y vuelta a empezar, porque el fútbol, afortunadamente, es una continua vuelta a empezar, a renovar ilusiones y proyectos.
Y de eso quiero hablar. Solo nos queda la Liga y la esperanza de volver a entrar en Champions, y en los medios y el valencianismo se instala el debate, lógico y normal en otras condiciones, de la renovación de Valverde. Sin embargo, lo más importante se soslaya, no sé si por descuido o intencionadamente.
Veamos, la pregunta no es si Llorente debe ofrecer la renovación a Valverde, la pregunta es si Llorente está moral y éticamente legitimado para ofrecer dicha renovación. Porque si Llorente no va a estar la temporada que viene, como parece lógico, es una tremenda arbitrariedad y una imposición irresponsable dejar un entrenador renovado por 2 o más años al siguiente equipo directivo. Por otra parte, si va a seguir presidiendo el VCF, la irresponsabilidad es eso mismo. Llorente es un presidente acabado que no resuelve nada más allá de trampear el día a día, que no ofrece soluciones sino inmovilismo y una subsistencia mediocre, y que ya no cuenta con el beneplácito de casi nadie excepto lapas y enchufados. Por tanto lo primero que ha de pasar es, una de dos, que se vaya y deje decidir y planificar el futuro a la nueva directiva, o que diga que no lo hace y se exponga al juicio del valencianismo. Todo lo que no sea aclarar su futuro es una irresponsabilidad, empezando por tomar decisiones de un futuro que, probablemente, no le pertenece.
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