lunes, 21 de mayo de 2012

La balada del mal valencianista

Ya se sabe que la historia la escriben los vencedores, y que la realidad es la que cuentan los medios de comunicación y el 'entorno', y no necesariamente lo que pasa o ha pasado realmente. Lo digo porque estoy harto de oír siempre la misma cantinela a poco que no sigas el discurso del pensamiento único, o eso quisieran muchos que lo intentan imponer con denuedo. El VCF y el valencianismo no son una república bananera, afortunadamente, aunque se parece mucho a veces. No se impone la censura ni está prohibido disentir, que yo sepa, aunque sea realmente dificil alejarse de las posturas mayoritariamente aceptadas como correctas, plausibles y loables sin que te quieran hacer malo.


Yo soy muy valencianista, pero mucho, no es por ponerme medallas que otros me quitan, pero estoy harto de que me lo discutan a poco que critique o alabe a unos u otros, según depende. Lo soy tanto como el que más, no menos que otros muchos, y más que muchos que lo son sólo de boquilla, o sólo por interés, que aún es peor. Yo he ido a Mestalla con abono infantil, a la general de pie, y de eso hace mucho, es fácil deducir que ya no soy un crío. Yo he visto, aplaudido, coreado y disfrutado de Kempes, el Lobo Diarte, Rainer Bonhoff o Saura, también de Rabah Madjer, Subirats, Fernando Gómez o Quique S. Flores, Arias,  Lubo Penev, Mijatovic, Mendieta, Aimar, el Piojo, Cañizares, Baraja, Albelda, Vicente y mil más. También he padecido y criticado a Castellanos, Tomás, Popescu o Aristizabal, y últimamente a los mismos Vicente o Albelda que antes aplaudía. He disfrutado con los títulos y padecido con las derrotas, unas merecidas, y otras injustas y tristes.


Con intermedios obligados porque no siempre he vivido en Valencia o cerca, he tenido pase siempre que he podido, como ahora, además soy accionista y no me sobra la pasta, que tiene más mérito que cuando te sobra, y compro o me regalan regularmente camisetas y marketing que luzco orgulloso, amén de regalar yo mismo cuando tengo ocasión. Y no sólo eso, no me pierdo nunca un partido de mi VCF en la tele, he ido al aeropuerto a recibir jugadores, discuto con amigos y compañeros de otros equipos siempre defendiendo a mi VCF con pasión, a veces demasiada, lo reconozco. Yo era uno de los muchos del séquito de aficionados que siguieron en moto al autobús del equipo celebrando los últimos títulos del VCF de Benitez ante una ciudad volcada y enfervorizada, lo tengo grabado en vídeo por su alguno se quiere asegurar. Participo habitualmente en redes sociales y otros sitios para discutir sobre el VCF, mi tiempo me cuesta, aunque lo pierdo con placer. Tengo este blog que lees desde hace años, y hasta he creado iniciativas, herramientas y sitios valencianistas que, por falta de apoyo o por simple ineptitud propia, no han funcionado todo lo bien que merecían. En fin, que menos ir a otros campos, que no lo he hecho, ni ir a las últimas finales porque no pude, y mira que estuve cerquísima de alguna, pocos me pueden superar en cuanto a valencianismo militante y casi fanático. Y como yo, muchos, la mayoría, con un curriculum más o menos abultado, con más o menos edad, pero valencianistas de corazón.


Así que piénsalo dos veces antes de insultar a alguien llamándolo 'mal valencianista'. Me molesta, me enerva, me ofende. Si lees u oyes comentar algo sobre algo o alguien que se salga del discurso más complaciente, comúnmente aceptado o mediáticamente difundido, o que simplemente no concuerda con tu opinión que crees que es la buena y casi la única aceptable, piensa que quizá ése alguien piensa eso de verdad, por él mismo, porque lo cree, porque tiene opinión propia y no consume la de otros, porque lee, oye y saca sus propias conclusiones, las que forman su juicio, y tanto da si coincide o no con las que quiere leer o escuchar el interlocutor, y mucho menos con la que tengan otros o la mayoría. Se puede ser un gran valencianista alejado de modas, corrientes de opinión o campañas mediáticas, o criticando lo que la mayoría aplaude, de hecho creo que ser crítico es la mejor formas de ser de 'algo' siendo responsable. Y se puede ser valencianista de boquilla, o simplemente un valencianista interesado o falso, diciendo lo que resulta más cómodo, lo que la afición quiere oír o lo que se sabe que va a funcionar mejor. Pero no juzgaré a nadie por ello para no ser incoherente, cada uno sabrá qué es y porqué lo es. Lo que sí sé es que yo soy del VCF, un aficionado militante como el que más, y estoy hasta los cojones de las medallas al buen valencianismo que dan o quitan lo que, normalmente, no se salen del dircurso prefabricado y masticado que consumen por ahí. Así que, hazme el favor, tú que lo utilizas como arma arrojadiza cuando no tienes argumentos o te sorprende una opinión diferente, deja de poner o quitar medallas de buen valencianista de una vez. Y piensa, piensa por ti mismo

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