lunes, 10 de octubre de 2011

La mala reputación

Los jugadores de fútbol, como personajes públicos que son, tienen una imagen pública, que nadie, excepto sus allegados, sabe si se ajusta a la real o no, pero es la que tienen. Y esa imagen pública a menudo se basa en la primera impresión, o se apoya en hechos más o menos contrastados y a veces sacados de madre por puro sensacionalismo, o no, generando una inercia dificil de revertir. Y esto hace que tendamos a generalizar y verlo desde un mismo prisma condicionado y parcial. Bueno, este rollo es para introducir el tema de 'la mala reputación', parafraseando un conocido tema de George Brassens.

Hay jugadores que resultan simpáticos y otros no. Esto es así, tan cierto como la vida misma. Puede que en realidad esos jugadores sean simpáticos, o no lo sean, y de ahí que caigan mejor o peor, pero yo diría que no va por ahí la cosa. A diferencia de lo que suele suceder en la vida normal, en que solemos juzgar de primera mano, a los personajes públicos se les juzga 'de oídas'. Esto no es de ahora, ha pasado siempre, y seguirá pasando. Es muy posible que determinadas declaraciones, o una actitud puntual y concreta, o simplemente la forma de enfrentar las ruedas de prensa, les pase factura en cuanto a su popularidad.

Pero el factor determinante es que caiga mejor o peor a la prensa. Al aficionado normal las noticias nos llegan de la prensa que sigue al club, y en la mayoría de ocasiones aceptamos las consideraciones, postulados o incluso manías del periodista de turno como propias casi sin darnos cuenta, sin el menor intento de ser ecuánimes, y entramos al trapo sin valorar que mal podemos opinar de una persona a quien no conocemos en absoluto. Ojo, de la persona, no del jugador de fútbol.

Ricardo Costa cae mal, es así. No hay razones objetivas, que yo sepa, pero cae mal, igual que antes le ha pasado a otros muchos, o igual que otros caen bien y se les perdona todo porque sí. Y todo lo que diga o haga va a ser criticado en base a esa antipatía. Y no es que defienda a Costa en particular, al que no conozco, ni por supuesto defiendo lo dicho en el desacertado comunicado de hace unos días, pero sí digo que todo se radicaliza cuando se trata de esos jugadores que caen mal.

Costa no es tan mal defensa como dicen por ahí, a mi al menos me parece un central aprovechable para el VCF, pero esto por supuesto es discutible. Como poco es un central interesante, que hoy por hoy es suplente con toda lógica por la gran forma de R&R, pero que puede ser muy útil a lo largo de una temporada. Es un tipo con personalidad, fuerte, y quizá no tan expeditivo o atento como debiera, pero no un paquete, como quieren hacerlo algunos. Y me da lo mismo si es o no simpático, o lo que digan los que se empeñan en hacerle más antipático de lo que seguramente es. Y es que en su caso se mezcla la crítica a su desempeño futbolistico con la animosidad a la hora de juzgarle, y al final se pierde la perspectiva. La mala reputación le pasa factura, algo que se repite demasiado en Valencia, y nunca de forma espontánea.

Opinar sobre el juego de determinado jugador es sencillo, lógico y lícito, todo tenemos ojos para ver y alma de entrenador para opinar de fútbol, que es lo que mueve esta pasión al fin y al cabo, pero hacerlo sobre las personas que están detrás de los futbolistas sin realmente conocerlas es absurdo, y me hace pensar que determinados personajes, conscientes o no de lo que hacen, son injustos a menudo, cuando no interesados e incluso vengativos.

Cada día es más difusa la línea que separa la información de la opinión, y entiendo que es dificil discernir cuando se trata de una cosa u otra, pero haríamos bien en no aceptar las simpatías o antipatías de otros como propias para juzgar a nadie, porque entonces estamos desvirtuando el puro debate futbolístico y mezclando churras con merinas, lo que no es justo ni razonable, y en cierto modo haciendo el juego a esos que pretenden consagrar a sus amigos y perjudicar a los que no lo son.

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