Y sigue la fiesta

Los acontecimientos se suceden a ritmo vertiginoso últimamente en el Valencia. A la dimisión de Vicente Soriano siguió la reunión del consejo del viernes, que nombró presidente accidental a J. Gómez, y le ha seguido la junta general de esta mañana en que se ha aprobado la ampliación de capital.

Una muy buena noticia sin duda, pero que ni mucho menos asegura que en efecto se vaya a llevar a cabo tal ampliación. Por lo pronto, parece que por imposición de Bancaixa, se pone al frente de la nave a Manuel Llorente, una vieja gloria valencianista que despierta opiniones encontradas y muchas dudas, comprensibles, entre la afición.

A mi no me parece mal. Es un gestor cuadriculado pero eficiente, buen negociador, siempre velando por los intereses del club aunque a veces le lleve a cometer injusticias o errores, de los que supongo que habrá aprendido, una persona que transmite seriedad y eficiencia, muy alejado de cantamañanas como Soler o Soriano, y además una persona de carácter que debe poner orden y concierto en el día a día del club.

Pero creo que le han elegido para tutelar los acontecimientos que ocurran a partir de ahora y revertir el desbarajuste actual, pero no creo que sea un presidente de futuro.

Y no lo creo porque parece que Juan Soler puede vender su paquete accionarial muy pronto, esta vez de verdad y acuciado por la propia ampliación que le dejaría de adorno en el Valencia. Algo que daría un vuelco a la propiedad del club, y sería ése nuevo dueño, empresa o particular, quien a partir del momento de la compra pasaría a decidir qué se hace o no, cómo, cuando y con quién.

Así que, no queda demasiado margen para el análisis cuando se prevee que lo que pasa hoy sea antiguo mañana. Por lo pronto ese nuevo dueño tendría capacidad para decidir si finalmente se hace la ampliación de capital, que técnicamente no sería necearia para dominar el Valencia, y sobre todo en qué condiciones, supongo que buscando consolidar su dominio de la sociedad.

En fin, que sigue la fiesta accionarial, y los aficionados sólo podemos esperar que sea lo mejor para nuestro querido club, que parece una muñeca rota en manos de demasiados intereses.