"bad trip"

Un mal viaje, una pesadilla causada por alucinógenos, eso debe ser lo que está pasando en el Valencia CF.

Soriano se va, al fin. Pero no se va por dignidad, o por responsabilidad, o por vergüenza, se va porque no le queda otro remedio, se va 1 minuto antes de que lo echen, ahora que ya no puede seguir mintiendo y manipulando la opinión pública, ahora que incluso sus defensores le dan la espalda ante la evidencia de que ya nadie cree en él.

Vicente Soriano es un jugador de riesgo, y como tal vió claramente la oportunidad de cumplir su sueño de presidir al Valencia cuando la situación, ya límite el año pasado por estas fechas, hacía que un crédulo como Juan Soler depositara su confianza en alguien que le asegurara el milagro de reflotar la economía del club y de paso el valor de sus acciones. Así entro a presidir el club, mintiendo, enredando, apostando fuerte y esperando que sus contactos, su suerte, y sus dotes de ambaucador hicieran el resto. En el fondo esparaba que un milagro y la ayuda institucional le pusiran el camino de trascender como el gran benefactor del Valencia.

Y si algo hizo bien fue rodearse de personas adecuadas. Y en apenas un par de días consiguió que toda la prensa se pusiera de su parte, cuando hasta ese momento le denostaban con virulencia, y a partir de ahí comenzó una deleznable campaña que le hizo parecer poco menos que el Salvador, el único capaz de salvar al Valencia, el genuino benefactor que nos uba a sacar de pobres. Incluso los que desconfiábamos, que no eramos pocos, llegamos a sentirnos bichos raro haciéndolo, tal era la presión a favor de Soriano.

Bien, casi un año después, tras un sinfin de promesas inclumplidas, bravuconadas catetas e incluso mentiras indecentes, Soriano se va con el rabo entre las piernas, después de haber supuesto un clarísimo perjuicio para el Valencia CF, una pérdida evidente de tiempo, dinero y prestigio para el club que quiso presidir, que hoy en día está al borde del colapso y pendiente que una ampliación de capital que se ha restrasado un año, con el nuevo campo convertido en el esqueleto de un animal moribundo, una perfecta metáfora de la gestión, por llamarlo de alguna manera, de Vicente Soriano como presidente.

Pues ya hemos llegado donde íbamos. Soriano se va, por fin, y ni siquiera los gregarios que lo defendieron con pasión van a defenderle o excusarle, más bien lo contrario, ahora todo el mundo sabía que esto iba a pasar y que Soriano no era trigo limpio. A propósito, no estaria de más que personajes como Damiá Vidagany e incluso Fernando Gómez Colomer, que medraron a la sombra de Soriano, y que ahora tienen contratos blindados, pongan su cargo a disposición del club sin exigir las contraprestaciones que en su día firmaron. Si quien les puso, les utilizó como brazo armado, y les firmó esos contratos, se ha tenido que ir por la puerta de atrás, lo lógico es que ellos también lo hagan, o que al menos pongan sus cargos a disposición del club sin pretender expoliarlo más, so pena de quedar en evidencia ante el valencianismo.

En fin, estamos de vuelta a la realidad, sin venta de parcelas ni milagros, y el mal viaje sigue, desgraciadamente el Valencia CF sigue inmerso en un "bad trip" del que solo nos salvará un milagro en forma de responsabilidad por parte de los accionistas mayoritario y el apoyo de las instituciones que pueden tutelar la compra del club por parte de personas o empresas con ganas de venir a salvar este barco a la deriva.

Que sea lo que tenga que ser, pero al menos ya no tendremos que soportar las bravuconadas paletas de Vicente Soriano, que tanta paz lleve como desastre deja.