domingo, 6 de febrero de 2011

Aburrido e impersonal, pero funcional

Es sintomático que un equipo que lleva un montón de partidos seguidos sin perder, no convenza a casi nadie. El Valencia aburre, y mucho. El equipo de Emery, ese entrenador que gusta del fútbol ofensivo y valiente, o eso decía, aburre hasta a las ovejas. Un entrenador que me desconcierta, bueno, que me sigue desconcertando desde el principio. Hoy ha dispuesto un equipo igual que en la segunda parte ante el Racing, un equipo sin interiores puros, y me queda la duda de si es porque de pronto ha descubierto que éste es el sistema que funciona, o, lo más probable, que como el otro día funcionó en la segunda parte pues sigue con él hasta que un día no lo haga y vuelva a dar bandazos para continuar con lo que le funcione, sea lo que sea. Ése es Unai, un tipo con personalidad y con las ideas claras, si señor.

A pesar de todo, el Valencia hoy se ha visto tan superior al Hércules, han visto tan claro que les sobraba con un par de fogonazos para ganar, que se han limitado a ello, haciendo un juego con poco nervio, quieriendo gustarse demasiado en ocasiones, y en general haciendo un partido de servicios mínimos. Bueno, todos excepto Tino Costa que se mata cada partido y que es el corazón del equipo hoy por hoy. Y también Topal y Éver, que sin hacer un gran partido han trabajado mucho y han superado al centro del campo del Hércules casi sin darse cuenta. El Hércules, hay que decirlo, ha sido un equipo lastimoso que no ha tenido la más mínima chance de sacar algo positivo, carne de segunda división, al menos jugando a este nivel paupérrimo. Y eso que la laxitud valencianista les ha dado alguna opción casi al final, pero ni así.

Como el partido ha sido tan aburrido me he dedicado a disfrutar del espectáculo de la afición en las gradas, que siempre es divertido. Me lo he pasado bomba viendo a una venerable señora de más de 70 o 75 años que se ha pasado el partido girándose para insultar, reírse y provocar a los aficionados herculanos muerta de risa, gesticulando, bailando y cargada de razones. Y eso que desde el sector 16 le quedaban muy, muy lejos. O también me ha provocado muchas sonrisas un abuelo que tenía detrás y que lo vivía de forma tan intensa que se ha pasado todo el partido insultándo al árbitro, a los rivales, a nuestros jugadores, a los demás equipos de la Liga, a Del Bosque que es marqués, al rey por darle el marquesado, y hasta a los aficionados valencianistas que tenía cerca. Un monstruo el yayo, los que piden la grada joven no saben lo que sería una grada 'vieja' con abuelos como éste. O una chica que tenía al lado y ha sido incapaz de distinguir a Banega, de Tino o el Chori, y se ha pasado el tiempo aplaudiendo cada buena jugada de alguno de ellos y animándolos por su nombre...sin acertar nunca con el que la hacía. Y bueno, no sigo, pero cuando es más divertido fijarse en las gradas que en el partido, mala señal.

En fin, que el Valencia sigue sacando puntos, estamos a 1 del tercero y ni siquiera los que desconfiamos del entrenador podemos quejarnos, porque la efectividad del equipo está siendo grande, por más que el juego y las sensaciones no concuerden. El Valencia de Unai es como los muebles del Conforama, aburridos, fuleros, impersonales, pero baratos y funcionales. Y que siga.


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