Victoria para inaugurar el invierno

Tarde gélida en Mestalla. Se diría que el invierno ha comenzado por sorpresa junto al pitido inicial del partido, porque nada hacía presagiar el frío que ibamos a pasar en la grada. Y a ello ha contribuido un partido insulso del Valencia, a pesar de un resultado muy aparente.

El Valencia, o mejor dicho Emery, parece que definitivamente ha decidido ser pragmático y primar la fortaleza defensiva dejando de lado propuestas alocadas y megaofensivas, y así crecer como equipo dando pasos firmes en Liga aunque sea a costa de jugar un poco a lo que salga y en función del rival. Hoy, por momentos, el Valencia me ha recordado a aquel de Ranieri que mordía en defensa y contraatacaba de forma letal. Y es que, salvando las distancias, hoy se ha jugado a algo muy similar a aquellos partidos inolvidables contra el FCB. Defensa muy firme y contundente, un medio campo sin apenas creación ni posesión, y unas contras vertiginosas que han dado frutos en forma de goles.

Pero el partido ha sido aburridillo, marcado por un gol de pillería de Mata y la velocidad de nuestros puntas, y también por la defensa adelantada del Zaragoza, que a pesar de controlar bastante bien el medio campo se han visto duramente castigados en contras, un riesgo asumido que tampoco les ha reportado gran cosa a favor porque no han creado apenas peligro.

Yo destaco hoy a D. Navarro, que ha hecho un partido defensivo, e incluso subiendo al área rival, soberbio, muy firme y seguro. También a Mathieu, que desarrolla un trabajo incansable y con mucha presencia, y que va integrándose y creciendo. Y de delante a todos, pero muy especialmente a Pablo y Mata, que han sido dos puñales. El medio campo hoy ha estado anodino, aunque han dado algún que otro buen pase al hueco. Banega no parece ser el que empezó la temporada, probablemente por el cambio de actitud defensiva del equipo que le resta mucho protagonismo y le obliga mucho más a ir hacia atrás que hacia delante.

Y no sé si es impresión mía o muy evidente para todos, pero me parece algo extraño el estado del nuevo cesped de Mestalla. Para ser un cesped recién colocado, aparenta estar reseco, como marchito, demasiado terroso y clareado, y se nota en la cantidad de arena que se levanta cada vez que alguien patea un balón. Quizá sea por el calor y la falta de lluvia, porque quiero creer que el Valencia no está tan tieso como para no poder regar de vez en cuando lo que debiera ser una auténtica alfombra y empieza a parecer una simple esterilla.