viernes, 20 de abril de 2012

Ya está bien

Hoy es un mal día para el valencianismo, otro mal día, uno más de una larga lista. Entre aquella primera SuperCopa herencia del título ganado por el denostado R. Koeman, que el VCF desperdició cuando tenía todo a favor, y  el nuevo ridículo de ayer en el Calderón, hay una dilatada lista de decepciones, humillaciones y fracasos del VCF, una letanía interminable que se prolonga mucho más de lo aceptable.

Yo me pregunto, queda alguien, en su sano juicio se entiende, que siga defendiendo o excusando la labor de Unai al frente del VCF? Para que conste, acepto que los argumentos que se esgrimen a su favor son sólidos y defendibles, a saber, que el club se ha desprendido de sus mejores jugadores, ha tenido un equipo nuevo cada año fichando jugadores poco contrastados que finalizaban contrato porque la economía del club no permite mayores alegrías, y pese a todo ha conseguido mantener al VCF entre los mejores de la Liga clasificándolo para jugar año tras año la Champions League, además de ser un hombre de club dispuesto siempre a aceptar la responsabilidad, dar la cara  y tragar con todo sin excusas ni quejarse públicamente. Muy bien, perfecto.

Pero, es suficiente? Pues no, ni de lejos. Porqué? Pues porque lo que es bueno para unos es horrible para otros, y me explico. Unai es un entrenador ideal para los actuales dirigentes del VCF, lo usan como parapeto y para intentar esconder la mediocridad instalada en el club, evidente por otra parte. El VCF de los últimos años es un club muy mediocre, lastimoso, sin aspiraciones ni metas más allá de sobrevivir, herencia de una administración lamentable. Y para ello es un entrenador útil, capaz de mantener la apariencia y cierta competitividad que llega para ser al menos 'el mejor de los peores'. Al actual presidente del VCF, la voz de su amo, sumiso y anodino, tirano en su casa pero incapaz de levantar la voz contra los graves agravios comparativos de nuestra Liga, le viene muy bien un entrenador tan sumiso y anodino como él, obediente, callado y cobarde, capaz de mantener al equipo fuera de peligro sin más y a él en el cargo.

Pero, y qué hay del Club? El VCF no es Llorente, ni Unai, ni una empresa, ni una ONG, ni un nombre o unos números. El VCF es una institución, ya casi centenaria, y sobre todo es su afición, el sentimiento de los que lo siguen y lo mantienen, está en el corazón de sus aficionados, y en él y por él vive. Y ése corazón está al borde del infarto. Para el Valencia Club de Fútbol, la institución y su afición, Unai es una lacra, un insulto, un villano capaz de arrastrar su nombre por el lodo, de llevarlo de una humillación a otra sin rubor, de manchar su historia y su nombre de forma insultante, un entrenador de medio pelo incapaz de dotarlo de un mínimo de orgullo y competitividad, vulgar, mezquino y risible, que no comprende el valor de lo que tiene entre manos, ni entiende el gran dolor que causa cada afrenta a la que nos somete.

Si lo de ayer fuera un partido aislado poco se podría criticar, pero no lo es, es la enésima prueba de que el VCF de Unai es un equipo endeble, quebradizo, patético, sin ideas, sin esquema, sin orgullo ni alma, una caricatura de equipo al que cualquiera puede llevarse al huerto. Tras 4 años de 'nada', lo que hay es 'nada', un equipo hueco, falso, de cartón piedra, aparente y capaz de momentos brillantes, pero tan falible e inseguro que a la mínima se desmorona, una infamia. Unai Emery es mentira, y su VCF es una enorme mentira.

Que se vaya de una vez, por favor. Llevo 3 años diciendo que este tipo es mentira, que con él el VCF no va a ninguna parte. Aquí mismo podrás comprobar que todo esto se veía venir, que ya se vio desde el primer momento por más que muchos no lo quisieran ver, que está todo dicho hace años. Se podrá discutir si hay más, si Unai es sólo la punta del iceberg, o si los jugadores son más o menos culpables que él mismo, pero no se puede discutir que el VCF actual es lamentable, desgarrador y lacerante.

Estoy seguro que con otro director de orquesta esto puede sonar mil veces mejor. Estoy seguro que ésta misma plantilla con un capataz competente puede hacer que se acaben las vejaciones, al menos. Estoy seguro que, aunque no podamos medirnos a los más poderosos, esto es mejorable. También sé que con un presidente más ambicioso y orgulloso ésto no habría sucedido, con un presidente valencianista de verdad y no un simple gestor al servicio de intereses bastardos, el VCF no sería una burla patética. La pesadilla Unai tuvo que acabar al 2º año, los 2 siguientes han sido regalo de Llorente y los que le han reído las gracias. Que se vaya Llorente también, por dios, que se largue de una vez. Cada cual que cargue con su culpa. Ya está bien.

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